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lunes, octubre 05, 2020

Jerónimo Zurita, Anales de la Corona de Aragón. Beceit, Beceite, Beseit,

Jerónimo Zurita. Anales de la Corona de Aragón.

CAPÍTULO XXV (libro ?)

De la confederación que entre sí hicieron don Ramón Berenguer conde de la Proenza y don Ramón conde de Tolosa y San Gil; y que el rey por muerte del conde su primo sucedió en su estado y se intituló marqués de la Proenza.

Conde don Ramón, hijo de la hija del rey de Francia. El conde de la Proenza don Ramón Berenguer dejando el gobierno destos reinos, volvióse a la Proenza y concordó las diferencias que tenía con el conde don Ramón de Tolosa, que también se llamaba conde de San Gil, y se confederó con él contra todos sus enemigos exceptando el rey Luis de Francia. Era hijo este conde don Ramón del conde don Alonso, y casó con Constanza hija del rey Luis; y confederáronse ambos en muy estrecha amistad; y el conde de Tolosa en la guerra que en este tiempo traía el conde de la Proenza con Hugo de Baucio y con Beltrán de Baucio su hermano, y con el conde de Rodes, le fue de allí adelante aliado y valedor.

Condiciones de la concordia de los condes. Y por el mes de octubre del año de 1165 se vieron en Belcaire y se concertaron de partir entre sí con ciertas condiciones el condado de Folcalquer y todo lo que de allí adelante se adquiriese por el conde de Tolosa, exceptando el estado que tenía el conde Delfín al tiempo de su muerte. Y tratóse de casar una hija que el conde de la Proenza hubo de la emperatriz su mujer con el hijo del conde de San Gil, y darle en dote la mitad del condado de Folcalquer y de Melgor con la parte que pertenecía al condado de Folcalquer en la ciudad de Aviñón. Intervinieron en esta concordia don Hugo de Cervellón arzobispo de Tarragona, don Pedro obispo de Ossona y don Guillén obispo de Girona. Pero vivió poco tiempo después deste concierto el conde de la Proenza.

Guillén Despugnolo catalán, con otros, muerto por los moros en Murcia. En este mismo año, parece en memorias antiguas que fue muerto un capitán principal catalán y muchos caballeros con él, por los moros en una entrada que hicieron por el reino de Murcia; y llamábase Guillén Despugnolo. Y fue la batalla a quince del mes de octubre.

Muerte del conde de la Proenza sin hijos en una batalla que tuvo en Niza. El de Aragón, de parecer de los suyos, se intitula marqués de Proenza. Murió el conde de la Proenza año de 1166 saliendo herido -según escribe el autor antiguo de las cosas de Aragón- de una batalla que tuvo con los de Niza. Y no dejando hijos varones, hallándose el rey este mismo año en Girona, de consejo de don Pedro obispo de Zaragoza y de don Guillén Tarroja obispo de Barcelona, y de don Martín obispo de Tarazona y de los ricos hombres que eran don Artal Mir conde de Pallás señor de Fraga y Ricla, Blasco Maza señor de Borja, Fortún Aznárez de Tarazona, Marco Ferriz de Lizana, Sancho Iñigo de Daroca, Pedro de Castellezuelo señor de Calatayud, Pedro Ortiz señor de Fuentes, Ortí Ortiz señor de Pina, Galín Jiménez de Belchit, Jimeno de Urrea, Pelegrín de Castellezuelo, tomó luego título de marqués de la Proenza, según lo hizo el príncipe de Aragón su padre muerto don Berenguer Ramón su hermano, por razón de la concesión y feudo que el emperador Federico había otorgado: por la cual le competía la sucesión.

Va el de Aragón a Proenza y se le entrega Arlés. El conde de Tolosa pretende apoderarse de la Proenza contra el de Aragón. Y fue a la Proenza. Y según en algunas memorias antiguas parece, estando en la ciudad de Arlés a diez y siete del mes de agosto de 1167 Hualgerio de Millars le entregó el castillo y fuerza de Millars y le hizo por ella homenaje, y otros barones de la Proenza. Pero el conde don Ramón de Tolosa y de San Gil pretendió apoderarse del condado de la Proenza y de los otros estados que fueron del conde don Ramón Berenguer; y procuró que el matrimonio de la hija del conde se efectuase con su hijo, lo cual el rey le ofrecía, y aun trató de casarse con la emperatriz doña Rica. Y el rey le entretenía con maña hasta haberse apoderado de la Proenza. Y hubo entre ellos por esta causa grande guerra.

Trencavello vizconde de Besés muerto a traición; y dáse el estado a Roger. En el año de 1167, Trencavello vizconde de Besés fue muerto a traición por los suyos estando en la iglesia de Santa Magdalena. Tenía por el príncipe de Aragón la ciudad de Carcasona con las villas y tierras que llamaban el Carcasés, en feudo. Y fue después concedido a Roger vizconde de Besés de la misma manera que Trencavello le tuvo por el príncipe de Aragón y por el rey don Alonso, que había heredado aquel señorío por muerte del infante don Pedro su hermano a quien el príncipe le había dejado -como dicho es- con el condado de Cerdania y el derecho de la ciudad de Narbona. Aunque en todo esto por muerte de don Pedro según la disposición del príncipe había de suceder don Sancho su hijo. Y después se le dio el condado de Rosellón por el rey don Pedro su sobrino.

Confirma el rey todos los privilegios que estaban hechos a las iglesias y ricos hombres. Vuelto el rey a Zaragoza, residió en ella algún tiempo por algunos tratos y conciertos que con don Alonso rey de Castilla y con sus tutores se traían, para que estos príncipes estuviesen en mayor paz y conformidad y se confirmase por ellos la concordia que por el príncipe don Ramón se había tomado con el emperador don Alonso, reparándose el perjuicio que a sus sucesores se había hecho en el asiento firmado con el rey don Sancho en Najama; por el cual el rey de Aragón no quería pasar pues en lo que se conquistó de los infieles por el emperador don Alonso, no se debía hacer reconocimiento a príncipe alguno del mundo siendo de su conquista. Entonces por el mes de junio confirmó todos los privilegios y concesiones que sus predecesores habían hecho a la Iglesia y a los ricos hombres y a las ciudades y villas del reino, estando presentes los obispos de Zaragoza, Huesca, Tarazona y Lérida, el conde de Pallás, Blasco Romeu mayordomo, Galín Jiménez de Belchit, Jimeno de Urrea señor en Epila, Pedro Ortiz en Fuentes y Aranda, Artal en Alagón, Blasco Maza en Borja, Fortún Aznárez en Tarazona, Arpa en Loharre, Pelegrín de Castellezuelo en Barbastro y en Alquézar, Fortuño de Estada en Estadilla, Gombal de Benavente en Biel, Lope Ferrench en Luna, Pedro López en Luesia, Jimeno de Artusella alférez del rey, Sancho Garcez de Santa Olalla justicia en Zaragoza y en Huesca.

[guerra a las moros.] Las órdenes del Hospital y Calatrava sirven a esta guerra. Don Pelay Pérez maestre de Santiago estuvo en esta guerra. Por este tiempo se hacía muy gran guerra a los moros que estaban en la región de los edetanos en los castillos y fuerzas que tenían en las riberas del río de Algas (Algás, Algars). Y se ganaron los lugares de FavaraMaellaMazaleón (Massalió) y Valdetormo (La Vall, Valdeltormo, Vall del Tormo), la FresnedaValderobres (Valderrobres, Vall de roures, Valderrobles), Beceit (BeceiteBeseit)Rafals (Ráfels, Ràfels, Ráfales), Monroy (Monroyo, Monte Rubeo, Monroig, Monroch, Montroig, Mont-Roig) y Penaroja (Pinna Rubea, Peñarroya de Tastavins, Pena-Roja, Penarroja, Penarroija), que están en las riberas de Matarraña. Y se ganó Caspe, lugar muy principal junto a las riberas de Ebro. Y de allí se continuó la guerra por las riberas de Guadalob y del río de Calanda; y se puso la principal frontera en Alcañiz, lugar muy principal que por esta razón le llamaron la frontera. Y se ganaron Calanda, Aguaviva, Castellot, Las Cuevas, y se fueron apoderando de los lugares fuertes de la sierra hasta Cantavieja y el Val de Ejarque que está en los confines de los edetanos e ilergaones.

Fue el rey muy servido en esta guerra de los caballeros de las órdenes del Espital y Calatrava, y dióseles buena parte de lo que conquistaron; y pasaron a hacer guerra en los lugares de aquellas comarcas y contra los castillos de las riberas del río de Martín y Alfambra. Y vino a esta guerra don Pelay Pérez maestre de la caballería de Santiago; y estuvo en Montalbán en frontera contra los moros. Esto fue en el año de 1169; y era comendador de Montalbán don Pedro Fernández.


domingo, octubre 07, 2018

El heliotropo de Beceite

En la villa de Beceite, que siempre ha sido abundante en gentes extraordinarias, hubo, no hace todavía mucho tiempo, un pintor llamado Calandrio, hombre simplón y de extrañas costumbres, como bañarse en el Matarraña en pleno mes de noviembre, que la mayor parte del tiempo trataba con otros dos pintores, llamados Bruno y Bufalmacho, hombres muy bromistas pero por otra parte avispados y sagaces, que se ajuntaban con Calandrio porque de sus maneras y de su simpleza con frecuencia sacaban algunas risas, llamadas carcañades en Beit Zeyd

Había también en Valderrobres entonces un joven de maravillosa gracia y afortunado en todas las cosas que se proponía, hábil, llamado Tomás del Picapedré, que oyendo algunas cosas sobre la simpleza de Calandrio, se propuso divertirse haciéndole alguna burla o haciéndole creer alguna cosa extraordinaria. Encontrándolo por casualidad un día en la iglesia de San Bartolomé y viéndolo atento mirando las pinturas y los bajorrelieves del tabernáculo o altar mayor de la iglesia, puesto allí unos meses antes, pensó que había encontrado el lugar y el tiempo acorde a su intención.

tabernáculo o altar mayor de la iglesia, Beceite, San Bartolomé


Informando a un compañero suyo de lo que quería hacer, se acercaron juntos a donde Calandrio estaba sentado solo, y haciendo ver que no lo veían, comenzaron a razonar sobre las virtudes de diversas piedras, de las que Tomás hablaba con tanta autoridad como si hubiera sido un famoso y gran marmolista, escultor o picapedrero. A esta conversación pegó el oído Calandrio y después de un rato, poniéndose en pie, viendo que no era ningún secreto, se acercó a ellos, justo lo que pretendía Tomás; siguiendo con su verborrea, fue preguntado por Calandrio “dónde se encuentran estas piedras tan llenas de virtud”. 


Tomás contestó que la mayoría se encontraban en Bot, en tierra de catalanes, en una comarca que se llamaba Tierra Alta en la que las vides de ojo
de liebre se atan con longanizas y se obtiene una oca por un real y un pato de regalo, y hay allí una montaña llenita de arroz caldoso de galeras en lo alto en la que hay gentes que no hacen nada más que asar calçots, preparar salsa romesco y cocer escudella de caldo de capones, y luego lo aventan desde allí abajo, y quien más recoge más come; y allí al lado corre un arroyuelo de vino de garnacha negra como lágrimas de otoño del mejor que puede beberse, sin una gota de agua mezclada.
-¡Oh! -dijo Calandrio-, ése es un buen país; pero dime, ¿qué hacen de los capones que cuecen?

Contestó Tomás:

- Todos se los comen los catalanes. Va gente desde Prat de Compte, Batea, Gandesa, Pinell de Brai, La Fatarella, Caseres, Corbera d'Ebre, Horta de Sant Joan, Arnes, e incluso desde Paüls, cuyos habitantes abren antes la boca que los ojos.

Dijo entonces Calandrio:

- ¿Has ido allí alguna vez?

- ¿Dices que si he estado? ¡Sí, igual he estado una vez como mil!

- ¿Y cuántos kilómetros cuadrados tiene?

- Tiene más de un millón palmo arriba palmo abajo.

- Pues debe ser más allá de los Puertos.

- Exacto, -dijo Tomás-, cerca de la Fontcalda, fuente caliente, junto a la sierra de Pándols y de Caballos.


El tontico de Calandrio, viendo a Tomás decir estas palabras con una cara seria y sin reírse, les daba la fe que puede darse a la verdad más manifiesta, y por ciertas las tenía; y dijo:

- Demasiado lejos está de mis asuntos; pero si más cerca estuviese, sí te digo que iría una vez allí contigo para ver bajar esos calçots y comer escudella de capones hasta empacharme.

Pero dime; ¿en esta comarca del Matarraña no se encuentra ninguna de esas piedras maravillosas?

A lo que Tomás contestó:

- Si, se encuentran dos clases de piedras de grandísima virtud. Una son los pedruscos de Monserrate de Fórnoles, de los que se hacen muelas para moler la harina o las olivas empeltre, y por ello se dice en los países de más allá que de Dios vienen las gracias y de Fórnoles las piedras de molino; pero hay tan gran cantidad de estas piedras de amolar, que entre nosotros son poco apreciadas, como las esmeraldas entre los de Puigventós de la Figuereta, de las que hay allí una montaña casi tan alta como Montecaro, que relucen a medianoche como la aurora boreal. Quien puliera las muelas de molino y las hiciera engastar en anillos antes de que se las agujerease, y se las llevase al Molt Honorable, tendría lo que quisiera.



Monserrate de Fórnoles,
Monserrate de Fórnoles 


La otra es una piedra que nosotros los marmolistas llamamos
heliotropo, piedra de mucha mayor virtud, porque quien la lleva encima no puede ser visto por otra persona esté donde esté.
Entonces Calandrio dijo:

- Grandes virtudes son éstas; ¿pero esa segunda dónde se encuentra?

Tomás contestó que en los Comellassos se podía encontrar.

Dijo Calandrio:

- ¿De qué tamaño es esa piedra y qué color tiene?


Contestó Tomás:

- Es de varios tamaños, alguna es mayor, otra menor, pero todas son de color oscuro, casi negro.

Calandrio, habiendo advertido todas estas cosas, fingiendo tener otra cosa que hacer, se separó de Tomás y su colega, y se propuso buscar esta piedra; pero decidió no hacerlo sin que lo supiesen Bruno y Bufalmacho, a quienes quería mucho.

Se fue, pues, en su busca, para que sin dilación y antes que nadie más fueran a buscarlas, y todo el resto de aquella mañana lo pasó buscándolos. Al final, pasadas las tres de la tarde, acordándose de que trabajaban en una fábrica cerca de la tosquera, aunque el calor agrietaba las rocas, dejando cualquier otra ocupación, casi corriendo se fue donde ellos, y llamándoles les dijo:


- Compañeros, si queréis creerme podemos convertirnos en los hombres más ricos del Matarraña, porque le he oído a un hombre digno de fe que en los Comellassos hay una piedra que quien la lleva encima no es visto por nadie; por lo que me parece que sin tardar, antes que otra persona pueda ir, vayamos a buscarla.

Seguro que la encontraremos, porque sé cómo es; y cuando la hayamos encontrado, ¿qué tendremos que hacer mas que meterla en el morral e ir a las mesas de los cambistas en Valdarrores, que sabéis que están siempre cargadas de monedas de plata y bronce, y coger cuantas queramos? Nadie nos verá: y así podremos enriquecernos rápidamente sin tener que embadurnar los muros todo el santo día, como hacen los caracoles por ahí abajo sobre el azud.


Bruno y Bufalmacho, al oírle, empezaron a reírse por dentro; y mirándose el uno al otro pusieron cara de maravillarse mucho y alabaron la idea de Calandrio; pero preguntó Bufalmacho qué nombre tenía esta piedra. A Calandrio, que era de mollera dura, ya se le había ido el nombre de la cabeza; por lo que respondió:

- ¿Qué nos importa el nombre, puesto que sabemos la virtud? Yo diría que fuésemos a buscarla sin más tardanza.


- Pero bien -dijo Bruno-, ¿cómo es?


Calandrio dijo:

- Las hay de distintas formas, pero todas son casi negras como el azabache; por lo que me parece que debemos coger todas aquellas que veamos oscuras, hasta que lleguemos a ella; así que no perdamos tiempo, vamos.

Bruno dijo: - Para el carro. -


Y vuelto a Bufalmacho dijo:

- A mí me parece que Calandrio dice bien; pero no me parece que sea hora de ir porque el sol está alto y da de pleno en los Comellassos y habrá secado todas las piedras; por lo que algunas de ellas parecen ahora blancas, y en cambio, por la mañana, antes de que el sol las haya secado, parecen negras; y además, mucha gente hay hoy, porque es día laborable, en las fincas que van a Les Escales, que, al vernos, podrían adivinar lo que estamos haciendo y tal vez se pondrían a buscar ellos también; y podría llegar a sus manos la piedra y nosotros habríamos perdido el santo por la limosna. A mí me parece, si os parece a vosotros, que éste es asunto de hacer por la mañana, que se distinguen mejor las negras de las blancas, y en día festivo, así no habrá allí nadie que nos vea. -

Bufalmacho alabó la opinión de Bruno, y Calandrio concordó con ellos, y decidieron que el domingo siguiente por la mañana irían los tres juntos a buscar aquella piedra. Sobre todas las cosas les rogó Calandrio que con nadie en el mundo hablasen de aquello, porque a él se lo habían dicho en secreto.

Y hablando de esto, les contó lo que había oído de la comarca de la Terra Alta, afirmando con juramentos que era así.

Cuando Calandrio se separó de ellos, lo que iban a hacer sobre este asunto lo arreglaron entre ellos.

Calandrio esperó sin tartir (con ansiedad) el domingo por la mañana. Se levantó antes de cantar el gallo de Les Voltes, y llamando a sus compañeros, saliendo por el portal de San Roque hacia arriba, pasando Las Eras, La Nevera, dejando los freginals a la izquierda, trepando unas rocas, ya en los Comellassos, comenzaron a andar por un barranquillo hacia abajo, en dirección a La Cometa, buscando piedras por un pedregal.

Calandrio iba delante, más afanoso, y saltando rápidamente ora aquí ora allí, donde alguna piedra negra veía se arrojaba y cogiéndola se la metía en el seno. Sus compañeros andaban detrás, y de vez en cuando una u otra recogían. Calandrio no había andado mucho trozo y ya tenía el regazo lleno; por lo que, alzándose las faldas del sayo y haciendo con ellas un amplio refajo, habiéndolo sujetado bien con el cinturón por todas partes, no mucho después lo llenó y después de un rato, haciendo con la capa otro compartimento, lo llenó a caramullo de piedrecitas negras.

Viendo Bufalmacho y Bruno que Calandrio estaba cargado como el borrico de San Vicente y la hora de comer se avecinaba, según lo establecido entre ellos, le dijo Bruno a Bufalmacho:

- ¿Dónde está Calandrio? -


Bufalmacho, que lo veía allí junto a ellos, volviéndose en torno, y mirando acá y allá, contestó:

- No lo sé, pero hasta hace un momento estaba aquí delante de nosotros.-

Dijo Bruno:

- ¡Cómo que hace poco! Me parece estar seguro de que ahora está en casa comiendo y nos ha dejado a nosotros en el frenesí de andar buscando las piedras negras por estos Comellassos abajo. -

- ¡Ah!, qué bien ha hecho -dijo entonces Bufalmacho-, burlándose de nosotros y dejándonos aquí, ya que hemos sido tan tontos como para creerle. ¿Crees que habría alguien tan apamplado como nosotros que hubiera creído que en los Comellassos iba a encontrarse una piedra tan milagrosa?

Calandrio, al oír estas palabras, imaginó que aquella piedra había llegado a sus manos y que, por la virtud de ella misma, aunque estuviese él presente no lo veían.

Muy contento de tal suerte, sin decirles nada, pensó en volver a su casa, y con cuidado de no tropezar, fue bajando en dirección a la selva de La Cometa.

Viendo esto, Bufalmacho le dijo a Bruno:


- ¿Qué hacemos nosotros? ¿Por qué no nos vamos? -

A lo que Bruno respondió:


- Vámonos; pero juro a Dios que Calandrio no me hará ni una más; y si estuviese junto a él como lo he estado toda la mañana, le daría así con este guijarro en el talón que se acordaría un mes de esta broma.-


Y diciendo estas palabras y estirando el brazo, le acertó a Calandrio con el guijarro en el calcañar. Calandrio, sintiendo el tremendo dolor, levantó el pie y comenzó a resoplar, pero callando fue avanzando.

Bufalmacho, cogiendo uno de los
códuls que había recogido, le dijo a Bruno:

- ¡Mira este
barrócul: así le diese ahora mismo en los riñones a Calandrio! Y, soltándolo con toda su fuerza, le dio con él un gran golpe en la riñonada; y en resumen, de esta manera, ahora con una palabra y ahora con otra, por los Comellassos abajo, pasando La Cometa, la Prensa y entrando por el portal del Pilar, lo fueron lapidando.

Junto a la casa de Tachín, arrojando al suelo las piedras que habían recogido, se detuvieron un rato con unos guardias, que como estaban informados del plan, fingiendo no verlo, dejaron pasar a Calandrio con la mayor risa del mundo contenida. Este, sin pararse, llegó a su casa, que estaba en el Castellá; y tan favorable le fue la fortuna a la burla que mientras Calandrio por el barranco de La Cometa andaba y luego por la villa, nadie le dirigió la palabra, ya que encontró a muy pocos porque todos estaban comiendo.

Entró Calandrio cargado como un mulo de arriero en su casa. Estaba su mujer (que se llamaba Teresa), hermosa y valerosa, en lo alto de la escalera, y bastante enojada por su larga demora, viéndolo venir comenzó a gritarle con reproches:


- ¡Ya te trae el diablo, rufián! Todo el mundo ha comido ya cuando tú vienes a comer. -

Oyendo esto Calandrio, y viendo que lo veía, lleno de amargura y de dolor comenzó a gritar:

-¡Ay!, mala mujer, tú me has arruinado, pero por Dios que me las pagarás.-

Subió a una salita y descargó allí todas las piedras que había recogido, corrió furibundo hacia su mujer y, cogiéndola por las trenzas, la tiró al suelo, y allí, cuanto pudo mover los brazos y las piernas, tantos puñetazos y patadas le dio por todo el cuerpo, que no le dejó en la cabeza cabello o hueso encima que machacado no estuviese, sin valerle a ella para nada pedir merced con los brazos en cruz.

Bufalmacho y Bruno, después de reírse un rato con los guardianes del portal, con paso lento comenzaron de lejos a seguir a Calandrio; llegando junto a su puerta, escucharon la feroz paliza que a su mujer le daba, y fingiendo que llegaban entonces, le llamaron.

Calandrio, todo sudado, rojo y cansado, se asomó a la ventana y les rogó que subiesen donde estaba él. Ellos, mostrándose un tanto enfadados, subieron arriba y vieron la sala llena de piedras, y en uno de los rincones a la mujer despeinada, blanca como un papel y la cara llena de golpes, que lloraba desconsoladamente. Calandrio, aflojado y jadeante, extremadamente cansado, estaba sentado.

Después de haber mirado un rato dijeron:

- ¿Qué es esto, Calandrio? ¿Quieres hacer un muro, que te vemos con tantas piedras? Y además de esto, añadieron:

- ¿Y Teresa qué tiene? Parece que le has pegado; ¿pero qué es esto? -

Calandrio, agotado por el peso de las piedras y por la rabia con que le había pegado a su mujer, y con el dolor de la fortuna que le parecía haber perdido, no podía reunir aliento para pronunciar enteras las palabras de su respuesta; por lo que, dándole tiempo, Bufalmacho recomenzó:

- Calandrio, si estabas airado por algo, no debías por ello mofarte de nosotros; que, después de inducirnos a buscar contigo la piedra preciosa, sin decírselo a Dios ni al demonio de Queretes nos has dejado como a dos cabrones en los Comellassos y has venido a casa, lo que tenemos por muy gran maldad; pero por cierto que ésta va a ser la última que nos harás.


A estas palabras, Calandrio, esforzándose, contestó:


- Compañeros, no os enfurezcáis: las cosas han sido de muy distinto modo del que creéis. Yo, desventurado, había encontrado aquella piedra; ¿y queréis saber si digo la verdad? Cuando os preguntasteis la primera vez por mí el uno al otro, yo estaba a menos de diez brazos de vosotros, y viendo que os acercabais y no me veíais, fui tirando por delante de vosotros, y siguiendo un poco por delante así he llegado a casa. -

Y empezando por un extremo, hasta el final les contó lo que habían hecho y dicho ellos, y les mostró la espalda y los calcañares, cómo los habían dejado los guijarros, y luego siguió:

- Y os digo que, entrando por el portal del Pilar con todas estas piedras encima, nada me dijeron (aunque sabéis lo desagradables y molestos que suelen ser) los guardas que lo quieren mirar todo, y además de esto, he encontrado por la calle a muchos de mis compadres y amigos, que siempre suelen dirigirme algún saludo e invitarme a beber de su bota, y no hubo ni uno que me dijese media palabra, como que no me veían.

Al final, llegando aquí a casa, este diablo, esta maldita mujer se me puso delante y me vio, porque, como sabéis, las mujeres hacen perder la virtud a todas las cosas; así que yo, que podía decirme el hombre más venturoso de Beceite, me he quedado el más desventurado: y por ello le he pegado tanto cuanto he podido mover las manos y no sé qué me ha detenido de cortarle las venas, ¡maldita sea la hora en que primero la vi y cuando vino a esta casa!


Y encendiéndose de nuevo en ira, quería levantarse para volver a pegarle otra paliza. Bufalmacho y Bruno, oyendo estas cosas, ponían cara de extrañarse mucho y con frecuencia confirmaban lo que Calandrio decía, y sentían tan grandes ganas de reír que casi estallaban; pero viéndole furioso levantarse para sacudir otra vez a su mujer, saliendo a su encuentro lo retuvieron diciéndole que de estas cosas ninguna culpa tenía su mujer, sino él que sabiendo que las mujeres hacían perder la virtud a las cosas no le había dicho que no se pusiera delante aquel día; de esta precaución Dios le había privado o bien porque la suerte no debía ser suya o porque tenía en el ánimo engañar a sus compañeros, a quienes, cuando se dio cuenta de haberla encontrado debía descubrirla. Y después de muchas palabras, no sin gran trabajo reconciliando con él a la mujer apaleada, y dejándolo melancólico en la casa llena de piedras, se fueron.

lo heliotropo de Beseit


Versión de una novela del Decamerón , de Giovanni Boccaccio. 

sábado, mayo 06, 2017

Luis Latorre Albesa

colabora con dos libros en la cesta Festa Casats Beseit


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Beceite, chirigol de historias, personajes y curiosidades. Apéndice 1.




Luis Latorre Albesa nace en Beceite el primer día del verano de 1952. A los diez años, junto con tres niñas y dos niños más del pueblo, deja la escuela normal y se matricula de bachillerato, por libre, en el Instituto Nacional de Enseñanza Media “Joaquín Bau” de Tortosa, siéndole impartidas las clases, fuera del horario escolar, por los maestros y el cura del pueblo.






















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A los catorce años decide dejar los estudios y empieza a trabajar en la construcción; al poco tiempo recibe la noticia de que le han concedido una beca, solicitada meses antes, y con quince años ingresa en la Universidad Laboral de Huesca, donde estudia Oficialía Química y posteriormente Ingeniería Técnica Química.

Trabaja durante 17 años en la casa Pelikan, (Pericano no) llegando a ser Jefe de Laboratorio, Investigación y Calidad, donde, aparte de sus funciones, realiza diseños de estuches escolares de plástico, muy de moda en aquel tiempo.


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Su gran afición es el coleccionismo de papel secante, especializándose en los que tienen publicidad de artículos escolares.

Actualmente está considerado como uno de los mayores especialistas en el tema.
Su página web (www.papelsecante.com) es la única que existe actualmente sobre este tema en España.
Posee una interesante colección de artículos e impresos antiguos de publicidad, así como todo lo relacionado con su población natal, Beceite
Colabora en publicaciones sobre coleccionismo.
Desde 1977 reside en Barcelona.

Obras que ha publicado, relacionadas con Beceite:

Beceite, Chirigol de historias, personajes y curiosidades. Ayuntamiento de Beceite, 2004.

Beceite, Chirigol de historias, personajes y curiosidades. Apéndice 1. Ayuntamiento de Beceite 2008.

Otras obras en las que es el autor y/o participa conjuntamente con otros autores:


Una edición facsímil, el año 2000, del opúsculo:

Los Prisioneros de Beceite o sea la inhumanidad de los Carlistas, cuyo original se publicó el año 1838 en Teruel.

Otra edición, también facsímil, el año 2005, del libro:
 Fragmentos Bélicos de la terrible lucha de siete años. Fragmento histórico primero: Los mártires de Beceite, cuyo original se publicó el año 1842 en Madrid.

Coordina y colabora en la publicación bilingüe, castellanocatalà Pompeyà:
Beseit, Quadern d' història i cultura – Beceite, Cuaderno de historia y cultura. Ayuntamiento de Beceite.


Beceite, tozal, tossal, tres reis, tres reyes, Luis Latorre Albesa


Luis Latorre Albesa nace en Beceite, Beseit,


Luis Latorre Albesa, Pelikan, trabajo, química, papel secante



TOSSAL DELS TRES REIS.

Muchas veces se apunta a la “tradición” como fuente inefable de que un determinado aserto o suceso es rigurosamente cierto. Tal sucede en la cita que hace Luis Latorre Albesa en su libro sobre Beceite sobre este topónimo de su lugar natal. Y ello, estaría bien como explicación, si la historia no hubiera dado ya respuesta clara y rotunda sobre el tema de los reinos y los condados en la Corona de Aragón.

Sin embargo, siempre hay quien se empeña en continuar caminos de confusión y duda bajo el tópico: “Si el pueblo lo dice y, como el pueblo nunca se equivoca, así será”. Hay, también, otro topónimo en el Rincón de Ademuz conocido como La Cruz de los Tres Reinos. En este caso nada que objetar.
Tres reinos son lindantes; Valencia, Castilla y Aragón.

Sin embargo, en el caso de Beceite ni son tres reinos, ni son tres reyes.

De sobras es conocido que la formación de la Corona de Aragón se realizó incorporando, repito, incorporando el Condado de Barcelona al Reino de Aragón mediante el llamado Matrimonio en Casa (en la Casa Real de Aragón). El Reino de Valencia (cristiano) es una creación que corresponde al rey de Aragón Jaime I el Conquistador y se origina mediante la división de la Potestad Real. (Conquista) Esto es, el reino de Valencia tiene como madre u origen, el Reino de Aragón. Así se ve en los emblemas que usa actualmente la Generalitat Valenciana.
El reino de valencia no es otorgado por quien puede crear un reino, esto es, la Iglesia Católica (El Papado), es una división de esa potestad que ya otorgó la Iglesia a los primeros Reyes de Aragón. Particularmente significativo es el viaje de Sancho Ramírez (hijo de Ramiro I) a Roma


En ese Tozal o Tossal confluyeron tres territorios: dos reinos y un condado (reino de Aragón, reino de Valencia y condado de Barcelona). 

Sí alguna vez subió a ese Tozal / Tossal una potestad regia fueron, en la misma persona, los reyes de Aragón y Valencia. La tercera dignidad representada, menor, también en la misma persona, sería la de conde de Barcelona

Con Felipe V desparecen los reinos de Aragón y Valencia. No desaparece el título de conde de Barcelona que ostentaba el padre del rey Juan Carlos I (don Juan, conde de Barcelona), por ser dignidad menor y no entrar en competencia con la dignidad de REAL.

jose-maria-vallespi-moragrega

viernes, junio 23, 2017

víbora hocicuda puertos Beceite

Víbora, hocicuda, Puertos de Beceite, escurçó, escursó
Víbora, hocicuda, Puertos de Beceite





























bichos Aragón vibora-hocicuda-en-los-puertos-de-Beceite

Texto en chapurriau :


Hola amics. Lo passat 10 de mach , mon germá Quico y uns amics van aná de excursió a la comarca del Matarraña. Concretamén al Parrissal de Beseit. Una excursió increíble en la que un no dixe de sorprendres a lo llarg del camí , plagat de tolls de aigua cristalina e impresionáns parets de roca.
An esta excursió, van tindre la oportunidat de vore rana pereziTimon lepidusCoronella girondica y cangrejos de riu autóctonos
Pero la sorpresa mes gran se la van emportá al final. Ya de tornada, poc antes de arribá al poble de Beseit, a ma esquerra de la carretera , esta enorme víbora hocicuda, Vipera latastei, que estae termorregulanse al asfalt.

Lo demés está en castellá.

Hola amigos. El pasado 10 de mayo, mi hermano Quico y unos amigos, partían de excursión hacia la bonita comarca del matarraña. Concretamente para recorrer el Parrizal de Beceite. Una excursión inceíble en la que uno no deja de sorprenderse a lo largo de un camino plagado de cristalinas pozas e impresionantes paredes de roca. En esta excursión, tuvieron la oportunidad de ver rana perezi, Timon lepidus, Coronella girondica y cangrejos de río autóctonos
Pero la mejor sorpresa se la llevaron al final. Ya de vuelta, poco antes de llegar a la población de Beceite, en la margen izquierda de la carretera este enorme ejemplar de Víbora hocicuda ( Vipera latastei ) estaba termoregulándose sobre el asfalto.


Mi hermano quedó impresionado por su tamaño. Bajaron del coche para verla mas de cerca. Unos 90 cm le calculó a este ejemplar. Siendo que no suelen sobrepasar los 60cm, imaginaros la cara de perplejidad que se les quedó. Este es realmente un ejemplar gigantesco. Evidentemente no pudo medirlo pero mi hermano tiene una experiencia de mas de treinta años con los reptiles y sabe que es un tamaño excepcional. Su amigo Mario bromeaba diciendo que era una víbora del gabón.


Impresionados también por su gran voluptuosidad, aún les dió tiempo de sacar una cámara y hacerle una foto. Después esta se asustó y desapareció entre la vegetación. 
La Vipera latastei se distribuye por toda la península excepto por el norte, donde es sustituida por las Vipera aspis y seonaei. Su rasgo mas distintivo respecto a las otras dos especies, es un pequeño apéndice sobre la punta del hocico. El periodo de actividad de estas serpientes se comprende entre finales de marzo hasta finales de octubre. La vibora hocicuda es básicamente diurna y se alimenta principalmente de pequeños roedores y en menor medida de otros saurios y pequeñas aves. La reproducción se produce entre los meses de abril y mayo y el tiempo de gestación en las hembras es de unos tres meses. En cuanto a su veneno, este no suele causar efectos graves en el ser humano. Salvo en los niños y en personas con problemas de salud. La toxicidad de su veneno es baja comparada con las otras dos especies de la península. Lo que ocurre es que tiene la capacidad de inocular mas cantidad del mismo que las otras víboras. En cualquier caso este animal no nos atacará si no lo molestamos. Y su actitud, suele ser como en el caso del que hablamos, la de escapar lo mas rápido posible. Ahora os dejo mas fotos de ese mismo día.


Serpiente , serp , Beceite, Beseit, agua, aigua, cabeza levantada
Serpiente , serp , Beceite, Beseit, agua, aigua
Serpiente , serp , Beceite, Beseit
Austropotamobius pallipes, cangrejo de río, Beceite,Beseit, cranc, riu

El Austropotamobius pallipes, cangrejo de río, está altamente protegido. Hace años se comían. Ahora el americano puede acabar con ellos, además de otras enfermedades si no se mantiene el río limpio. NO bañarse después de la toma de agua, hay carteles por algo.


Timón Lepidus,  Fardacho en chapurriau  ,esfardacho, lagarto

Timón Lepidus,  Fardacho en chapurriau  ,esfardacho, lagarto

bichosaragon galapagos-en-el-rio-algas

En Beceite yo he visto solo una tortuga, entre el paso del Ulldemó y la granja de pollos del Pequeño, donde baja el agua de la acequia al Ulldemó.

miércoles, septiembre 12, 2018

Las cabras monteses de Beceite ya caminan a dos patas

Las cabras monteses de Beceite ya caminan a dos patas

Las cabras monteses de Beceite ya caminan a dos patas

La cabra montesa ibérica (Capra pyrenaica, Schinz 1838) es un endemismo de la Península Ibérica que en los últimos siglos ha sufrido la pérdida de dos de sus cuatro subespecies (C. pyrenaica pyrenaica y C. pyrenaica lusitanica, actualmente extintas, C. pyrenaica hispanica y C. pyrenaica victoriae). 

https://eprints.ucm.es/27433/1/141.pdf


La taxonomía para esta especie, al igual que para el género Capra, plantea un debate ya que la taxonomía habitualmente empleada se basa en caracteres morfológicos, tales como la morfología de los cuernos o el pelaje, que muchos autores sugieren que no son suficientes para definir una especie o subespecie.

Los distintos problemas de conservación que plantea esta especie, así como su valor añadido por ser la pieza de caza mayor más importante de la Península, hacen que la gestión de esta especie sea una prioridad tanto desde el punto de vista biológico como socioeconómico.

En este trabajo, se aplican las técnicas moleculares utilizadas en los estudios de ADN antiguo para investigar la historia paleo-genética de la cabra montesa en el yacimiento de Chaves (Huesca). Con los datos obtenidos se pretende analizar las relaciones filogenéticas entre las distintas subespecies de la Península así como las fluctuaciones demográficas y cambios en diversidad genética a través del tiempo.

Este tipo de estudio es importante ya que nos proporciona información sobre los cambios genéticos sufridos por esta especie a través del tiempo y que han llevado a sus poblaciones a su situación actual. Por ello, esta información puede ayudar a tomar decisiones más fundamentadas para su gestión.

El estudio consistió en la amplificación y análisis de tres fragmentos del gen mitocondrial citocromo b de diecinueve muestras del yacimiento de Chaves de contextos neolíticos y paleolíticos. El análisis muestra, por un lado, una continuidad poblacional desde el Paleolítico hasta el presente en el yacimiento sin flujos genéticos externos y, por otro lado, una disminución de la diversidad genética desde el Paleolítico hasta el Neolítico sugiriendo que la reducción de biodiversidad que terminó con la extinción del bucardo ya estaba presente en el Neolítico.

El estudio de las relaciones filogenéticas estimado por inferencia bayesiana agrupa en el mismo clado la cabra montesa y el íbice, apoyando este estudio la teoría de una sola ola de migración del género Capra en Europa seguido de una separación geográfica y especiación.








http://www.historianatural.org


Phylogeny and local evolution of The Iberian Wild Goat (Capra pyrenaica) in the Quaternary site of Chaves (Huesca, Aragon, Spain)

Este vídeo es mío, sin sonido, mala calidad, Parrizal :




sábado, mayo 06, 2017

Beseit, Fortins de Cabrera, fortines de Ramón Cabrera , Beceite

El Carlisme Al Territori de L'Antiga Diòcesi de Tortosa, Terres de L'Ebre, Matarranya, Maestrat, Ports de Morella, Priorat

Sirá LO carlisme, LOS ports, ojo que esteu atontats


El Carlisme Al Territori de L'Antiga Diocesi de Tortosa, Terres de L'Ebre, Matarranya, Maestrat, Ports de Morella ,Priorat

Beseit, Fortins de Cabrera, fortines de Ramón Cabrera en Beceite:


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Salimos de Beceite por la pista asfaltada que conduce a la piscina natural del Matarraña y al Parrisal. A 1.5 km., aproximadamente, tras una fuerte subida del camino, y por el vértice de la montaña, parte a nuestra izquierda la senda que lleva a las ruinas de los Fortins. a nuestra derecha queda el río, al pie del cual se alza la Cova de les Maravelles, cueva de las maravillas, rica en formaciones calcáreas como estalactitas y estalagmitas. El sendero muestra enseguida su carácter fuertemente ascendente; al principio, discurre paralelo a un antiguo muro de piedra, quizá restos de muralla. En poco más de 5 minutos, una bifurcación muestra dos caminos: a la izquierda, hacia restos fortificados, situados a 400 m. y cerca de la casa conocida como Cova del Aire; a la derecha, continúa la subida hacia los Fuertes. A unos 15 minutos del desvío anterior se halla el primer fortín, de planta circular, rodeados por restos de muralla y dotado de aspilleras que refuerzan su carácter militar.
Seguimos senda arriba y, al poco tiempo, unos 10 minutos, avistamos los restos de la torre del fortín superior. Tras superar otros 120 m. de desnivel vertical, llegamos al Fuerte propiamente dicho, situado en lo alto de un cerro, a 877 metros de altitud. Desde aquí se divisan impresionantes panorámicas a 360º, tanto de los Puertos de Beceite como de diversos municipios de la zona. El enclave permitía dominar los principales pasos de los caminos que accedían hacia el Mediterráneo (por Tortosa) o provenían de él.

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Senyora per que vostra merçe veja es alegre de les marauelloses obres diuines: recomptare a vostra merce vna noua marauella: "

Desnivel 300 m
Distancia total 2 Km 500 m.
Duración 1 h. Ida y vuelta
Dificultad Alta

https://historiasdelbajoaragon.wordpress.com/2014/11/26/los-fuertes-de-cabrera-de-beceite-teruel/