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martes, septiembre 05, 2023

Desprendimiento de rocas en el túnel de Beceite

Esta vez no ha sido ninguna broma de Moncho, sino simple realidad.

Habrá que poner alguna señalización antes del túnel, como ya vengo advirtiendo desde hace años.

Habrá que poner alguna señalización antes del túnel, como ya vengo advirtiendo desde hace años.


Con tanto zancochar con el túnel al final se ha enfadado.
Ya dio algún aviso el día de mi santo, 31.8, y gracias a la Providencia, no ha aplastado a nadie (eso si han mirado bien al desescombrar).

El agua tiene mucha fuerza, incluso gota a gota.

Hace falta la lluvia en verano, 

pero mejor que llueva café en grano.


Desprendimiento de rocas en el túnel de Beceite:

Beceite queda incomunicado caída rocas en el túnel de entrada a la localidad

Beceite queda incomunicado caída rocas en el túnel de entrada a la localidad


Libertad digital

Las lluvias que están cayendo en el municipio dificultan el tránsito por el único paso alternativo, el del pantano de Pena, en el que se teme que puedan caerse los muros de los bancales. También se han registrado problemas en otras dos carreteras del Matarraña, entre Cretas y Lledó; y de La Fresneda a La Portellada.

Beceite continuará aislado - carretera cortada hasta el lunes - gran desprendimiento de rocas/

Pista del embalse de Pena que ahora deben utilizar los vecinos de Beceite para entrar y salir de la localidad / J. de Luna

Pista del embalse de Pena que ahora deben utilizar los vecinos de Beceite para entrar y salir de la localidad / Javier de Luna


Gracias a mi tocayo Royo hemos podido limpiar el tramo de entrada al pueblo en un santiamén. Al principio se levantaban las ruedas delanteras de la furgoneta Sava (el que sabe, Sava), pero pusimos contrapesos en el asiento del copiloto, y encima de las rodillas del piloto, sacos de piedras de sal compradas junto al Trillero de Alcañiz.

Moncho, piedra, roca, Royo, furgoneta

lunes, octubre 05, 2020

Jerónimo Zurita, Anales de la Corona de Aragón. Beceit, Beceite, Beseit,

Jerónimo Zurita. Anales de la Corona de Aragón.

CAPÍTULO XXV (libro ?)

De la confederación que entre sí hicieron don Ramón Berenguer conde de la Proenza y don Ramón conde de Tolosa y San Gil; y que el rey por muerte del conde su primo sucedió en su estado y se intituló marqués de la Proenza.

Conde don Ramón, hijo de la hija del rey de Francia. El conde de la Proenza don Ramón Berenguer dejando el gobierno destos reinos, volvióse a la Proenza y concordó las diferencias que tenía con el conde don Ramón de Tolosa, que también se llamaba conde de San Gil, y se confederó con él contra todos sus enemigos exceptando el rey Luis de Francia. Era hijo este conde don Ramón del conde don Alonso, y casó con Constanza hija del rey Luis; y confederáronse ambos en muy estrecha amistad; y el conde de Tolosa en la guerra que en este tiempo traía el conde de la Proenza con Hugo de Baucio y con Beltrán de Baucio su hermano, y con el conde de Rodes, le fue de allí adelante aliado y valedor.

Condiciones de la concordia de los condes. Y por el mes de octubre del año de 1165 se vieron en Belcaire y se concertaron de partir entre sí con ciertas condiciones el condado de Folcalquer y todo lo que de allí adelante se adquiriese por el conde de Tolosa, exceptando el estado que tenía el conde Delfín al tiempo de su muerte. Y tratóse de casar una hija que el conde de la Proenza hubo de la emperatriz su mujer con el hijo del conde de San Gil, y darle en dote la mitad del condado de Folcalquer y de Melgor con la parte que pertenecía al condado de Folcalquer en la ciudad de Aviñón. Intervinieron en esta concordia don Hugo de Cervellón arzobispo de Tarragona, don Pedro obispo de Ossona y don Guillén obispo de Girona. Pero vivió poco tiempo después deste concierto el conde de la Proenza.

Guillén Despugnolo catalán, con otros, muerto por los moros en Murcia. En este mismo año, parece en memorias antiguas que fue muerto un capitán principal catalán y muchos caballeros con él, por los moros en una entrada que hicieron por el reino de Murcia; y llamábase Guillén Despugnolo. Y fue la batalla a quince del mes de octubre.

Muerte del conde de la Proenza sin hijos en una batalla que tuvo en Niza. El de Aragón, de parecer de los suyos, se intitula marqués de Proenza. Murió el conde de la Proenza año de 1166 saliendo herido -según escribe el autor antiguo de las cosas de Aragón- de una batalla que tuvo con los de Niza. Y no dejando hijos varones, hallándose el rey este mismo año en Girona, de consejo de don Pedro obispo de Zaragoza y de don Guillén Tarroja obispo de Barcelona, y de don Martín obispo de Tarazona y de los ricos hombres que eran don Artal Mir conde de Pallás señor de Fraga y Ricla, Blasco Maza señor de Borja, Fortún Aznárez de Tarazona, Marco Ferriz de Lizana, Sancho Iñigo de Daroca, Pedro de Castellezuelo señor de Calatayud, Pedro Ortiz señor de Fuentes, Ortí Ortiz señor de Pina, Galín Jiménez de Belchit, Jimeno de Urrea, Pelegrín de Castellezuelo, tomó luego título de marqués de la Proenza, según lo hizo el príncipe de Aragón su padre muerto don Berenguer Ramón su hermano, por razón de la concesión y feudo que el emperador Federico había otorgado: por la cual le competía la sucesión.

Va el de Aragón a Proenza y se le entrega Arlés. El conde de Tolosa pretende apoderarse de la Proenza contra el de Aragón. Y fue a la Proenza. Y según en algunas memorias antiguas parece, estando en la ciudad de Arlés a diez y siete del mes de agosto de 1167 Hualgerio de Millars le entregó el castillo y fuerza de Millars y le hizo por ella homenaje, y otros barones de la Proenza. Pero el conde don Ramón de Tolosa y de San Gil pretendió apoderarse del condado de la Proenza y de los otros estados que fueron del conde don Ramón Berenguer; y procuró que el matrimonio de la hija del conde se efectuase con su hijo, lo cual el rey le ofrecía, y aun trató de casarse con la emperatriz doña Rica. Y el rey le entretenía con maña hasta haberse apoderado de la Proenza. Y hubo entre ellos por esta causa grande guerra.

Trencavello vizconde de Besés muerto a traición; y dáse el estado a Roger. En el año de 1167, Trencavello vizconde de Besés fue muerto a traición por los suyos estando en la iglesia de Santa Magdalena. Tenía por el príncipe de Aragón la ciudad de Carcasona con las villas y tierras que llamaban el Carcasés, en feudo. Y fue después concedido a Roger vizconde de Besés de la misma manera que Trencavello le tuvo por el príncipe de Aragón y por el rey don Alonso, que había heredado aquel señorío por muerte del infante don Pedro su hermano a quien el príncipe le había dejado -como dicho es- con el condado de Cerdania y el derecho de la ciudad de Narbona. Aunque en todo esto por muerte de don Pedro según la disposición del príncipe había de suceder don Sancho su hijo. Y después se le dio el condado de Rosellón por el rey don Pedro su sobrino.

Confirma el rey todos los privilegios que estaban hechos a las iglesias y ricos hombres. Vuelto el rey a Zaragoza, residió en ella algún tiempo por algunos tratos y conciertos que con don Alonso rey de Castilla y con sus tutores se traían, para que estos príncipes estuviesen en mayor paz y conformidad y se confirmase por ellos la concordia que por el príncipe don Ramón se había tomado con el emperador don Alonso, reparándose el perjuicio que a sus sucesores se había hecho en el asiento firmado con el rey don Sancho en Najama; por el cual el rey de Aragón no quería pasar pues en lo que se conquistó de los infieles por el emperador don Alonso, no se debía hacer reconocimiento a príncipe alguno del mundo siendo de su conquista. Entonces por el mes de junio confirmó todos los privilegios y concesiones que sus predecesores habían hecho a la Iglesia y a los ricos hombres y a las ciudades y villas del reino, estando presentes los obispos de Zaragoza, Huesca, Tarazona y Lérida, el conde de Pallás, Blasco Romeu mayordomo, Galín Jiménez de Belchit, Jimeno de Urrea señor en Epila, Pedro Ortiz en Fuentes y Aranda, Artal en Alagón, Blasco Maza en Borja, Fortún Aznárez en Tarazona, Arpa en Loharre, Pelegrín de Castellezuelo en Barbastro y en Alquézar, Fortuño de Estada en Estadilla, Gombal de Benavente en Biel, Lope Ferrench en Luna, Pedro López en Luesia, Jimeno de Artusella alférez del rey, Sancho Garcez de Santa Olalla justicia en Zaragoza y en Huesca.

[guerra a las moros.] Las órdenes del Hospital y Calatrava sirven a esta guerra. Don Pelay Pérez maestre de Santiago estuvo en esta guerra. Por este tiempo se hacía muy gran guerra a los moros que estaban en la región de los edetanos en los castillos y fuerzas que tenían en las riberas del río de Algas (Algás, Algars). Y se ganaron los lugares de FavaraMaellaMazaleón (Massalió) y Valdetormo (La Vall, Valdeltormo, Vall del Tormo), la FresnedaValderobres (Valderrobres, Vall de roures, Valderrobles), Beceit (BeceiteBeseit)Rafals (Ráfels, Ràfels, Ráfales), Monroy (Monroyo, Monte Rubeo, Monroig, Monroch, Montroig, Mont-Roig) y Penaroja (Pinna Rubea, Peñarroya de Tastavins, Pena-Roja, Penarroja, Penarroija), que están en las riberas de Matarraña. Y se ganó Caspe, lugar muy principal junto a las riberas de Ebro. Y de allí se continuó la guerra por las riberas de Guadalob y del río de Calanda; y se puso la principal frontera en Alcañiz, lugar muy principal que por esta razón le llamaron la frontera. Y se ganaron Calanda, Aguaviva, Castellot, Las Cuevas, y se fueron apoderando de los lugares fuertes de la sierra hasta Cantavieja y el Val de Ejarque que está en los confines de los edetanos e ilergaones.

Fue el rey muy servido en esta guerra de los caballeros de las órdenes del Espital y Calatrava, y dióseles buena parte de lo que conquistaron; y pasaron a hacer guerra en los lugares de aquellas comarcas y contra los castillos de las riberas del río de Martín y Alfambra. Y vino a esta guerra don Pelay Pérez maestre de la caballería de Santiago; y estuvo en Montalbán en frontera contra los moros. Esto fue en el año de 1169; y era comendador de Montalbán don Pedro Fernández.


miércoles, julio 03, 2019

La CAMPANA de Beceite

El asunto de la campana de Beceite será más famoso que la campana de Huesca, de la que os pongo un texto de un libro de Agustín Ubieto Arteta.



Fundación Quílez Llisterri, iglesia, Beceite, San Bartolomé
San Bartolomé, imagen de fundación Quílez y Llisterri , no se ve la veleta
https://www.lacomarca.net/beceite-consulta-popular-campanas-molestan-turistas/

https://www.lacomarca.net/polemica-beceite-entre-turistas-vecinos-por-sonido-campanas-reloj/


Mi padre sale el primero. De tal palo tal astilla. De tal branca tal esclop.






Una casa rural ha denunciado al Ayuntamiento para que las campanas cesen su toque de 23.00 a 8.00.


La CAMPANA de Beceite, alguacil, aguassil, Ernesto Valero
alguacil, Ernesto Valero.

Beceite organizará próximamente una consulta popular sobre el cese o no del toque de campanas entre las 23.00 y las 8.00 en el municipio del Matarraña tras las quejas de los clientes de una casa rural situada en la plaza de la Iglesia. Los propietarios de la casa rural trasladaron al Ayuntamiento hace menos de un año las críticas de sus clientes y el asunto se encuentra en estos momentos en el Juzgado
En el Consistorio entienden que la localidad vive, en gran medida, del turismo pero que los visitantes no pueden cambiar ni marcar sus tradiciones ya que las campanas llevan toda la vida sonando por la noche. Por ello, para tener «más fuerza» ante la denuncia, el pleno municipal aprobó por unanimidad hace unos meses organizar una consulta popular
Comenzaron la tramitación con Subdelegación del Gobierno y este viernes el Consejo de Ministros ha autorizado al Ayuntamiento de Beceite la celebración de una consulta popular sobre el cese o no del toque de campanas entre las 23:00 y las 8:00 horas en el municipio.
“Respetamos a los turistas pero no puede ser que pretendan cambiar la vida del pueblo y sus tradiciones. El que no quiera venir que no venga. Desde el principio vimos que la consulta era una forma de defendernos ante esta situación», afirma el alcalde de Beceite, Juan Enrique Celma, quien pone de ejemplo un caso ocurrido recientemente en Asturias que tuvo gran repercusión nacional. El dueño de un hotel rural de Cangas de Onís logró que un juzgado clausurara un gallinero situado junto al establecimiento turístico porque el sonido de las gallinas molestaba a los clientes al sobrepasar el ruido permitido por la ley.

https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/beceite-sometera-tanido-sus-campanas-consulta-popular_1371701.html

https://www.diariodeteruel.es/movil/noticia.asp?notid=1016169




110. EL ESCARMIENTO DE LOS NOBLES EN HUESCA (SIGLO XII. HUESCA)

La muerte de Alfonso I el Batallador tras el desastre sufrido en Fraga dio origen a una grave crisis política e institucional de consecuencias variadas, entre ellas la de su propia sucesión como rey.

En esta faceta, la solución fue la entronización de su hermano Ramiro II que era monje.
Con su coronación como rey de Aragón, no finalizaron todos los problemas planteados, siendo uno de los más importantes el descontento entre una buena parte de los seniores tenentes del reino, quienes habían defendido otra solución dinástica.

Ramiro II el Monje, sin embargo, estaba más que resuelto a restablecer el orden y pacificar el reino para poder atender a los demás problemas, aunque no tenía opinión formada sobre cómo hacerlo, por lo que quiso conocer el parecer del abad de San Ponce de Tomerasmonasterio francés al que Ramiro había estado ligado como monje. Para ello envió al cenobio francés un mensajero, encargándole que le pidiese consejo acerca de lo que procedía hacer en aquellas condiciones.

El abad, cuidándose de dar el consejo por escrito, entró con el emisario en la huerta del monasterio y, en presencia del mensajero, fue cortando una a una las cabezas de las plantas que más sobresalían y eran más lozanas. Y una vez que hubo hecho esto le dijo que regresara a Huesca y relatara a don Ramiro II lo que acababa de ver.

Entendió el rey el mensaje y se dispuso a ponerlo en práctica. Así es que convocó en Huesca a los ricos hombres y procuradores de las ciudades villas del reino para celebrar cortes, haciendo correr la voz de que, con tal motivo, pretendía fundir una campana que se oyese en todo su reino.

Se congregaron en Huesca todos los convocados y, llegado el momento, hizo entrar uno a uno a los nobles a la cámara donde iba a mostrar la campana, haciendo pasar primero a aquellos a los que quería escarmentar. Los quince elegidos fueron decapitados uno tras otro, haciendo pender sus cabezas de la soga que unía al badajo. Cuando los demás nobles vieron la escena, comprendieron el mensaje y la advertencia, acatando a Ramiro II como su soberano.

EL ESCARMIENTO DE LOS NOBLES EN HUESCA (SIGLO XII. HUESCA)


[Zurita, Jerónimo, Anales de la Corona de Aragón, libro II, págs. 222-223.]

// Fragmento de Lorenzo Palmireno, el estudioso de la aldea.

43. Las campanas tomaron nombre de Campania, donde se inventaron: y Nolas dicen a las que en la ciudad de Nola se hacían, bendícenlas contra la tormenta y malos nublados: las usamos en lugar de las trompetas de plata de la ley vieja. Tienen estas más alto el son; porque entonces solamente era conocido Dios en Judea. El metal fuerte denota el esfuerzo del Predicador, que hace con gran ánimo su oficio.
El badajo, o plectrum que hiere las dos partes de la campana, es la lengua del predicador, que hace resonar el Testamento nuevo y viejo, hiriéndose a sí primero que a los otros. La cuerda que ata el badajo, es porque tenga la lengua moderada en reprender. El Vicario sin letras, es campana sine plectro (sin badajo). Táñenlas cuando muere alguno, porque nos acordemos de rogar por él. No las tañen en tiempo de entredicho, en señal que muchas veces por pecados del pueblo está impedida la lengua del predicador. (En Viaje literario a las iglesias de España también se habla sobre las campanas, y en otros libros que no he investigado).

miércoles, diciembre 12, 2018

Abū Zayd Abd al-Rahmān ben Abū Abd Allāh Muhammad ben Abū Hafs Umar ben Abd al-Mu'min

Zayd Abu Zayd, para los amigos Abū Zayd Abd al-Rahmān ben Abū Abd Allāh Muhammad ben Abū Hafs Umar ben Abd al-Mu'min
(Baeza, 1195 - Argelita, 1268) fue el último gobernador almohade de Valencia.


çeyt Abuçeyt: domos de Abengalip Abenpexella. XV kalendas madii.

(Libro del repartimiento de Valencia, Próspero de Bofarull, archivero de la Corona de Aragón).

Su nombre se encuentra con otras variantes.

https://es.wikipedia.org/wiki/Zayd_Abu_Zayd



Zayd Abu Zayd, sello, Abū Zayd Abd al-Rahmān ben Abū Abd Allāh Muhammad ben Abū Hafs Umar ben Abd al-Mu'min


Nacido circa 1195, príncipe almohade, bisnieto del califa Abd al-Mumin. Sucedió como gobernador de Valencia —antes de 1223-1229— a su tío Abū `Abd Allāh Muhammad —1219/1220-antes de 1223—. Y este último a su hermano, el padre de Abū Zayd, Abū Abd Allāh Muhammad (1210/1211-antes de 1219/1220).



tratado de Cazola, Cazorla


A la muerte del califa Yūsuf II en 1224​ se produce una lucha dinástica que permite a Abū Zayd gozar de total autonomía respecto al imperio almohade, pero se encuentra rodeado de enemigos, y en 1225, decide hacerse vasallo del rey castellano Fernando III.  


En 1227 reconoce a Al-Mamún, anterior gobernador de Córdoba y Sevilla, como califa almohade y, por tanto, rompe el vasallaje con el rey castellano. En 1228 recupera los castillos de Villahermosa y Bejís, plazas del norte valenciano ocupadas anteriormente por los aragoneses.
Pero, Muhammad ibn Hud conquista Murcia, se nombra rey y reconoce al califa abasí, rompiendo aún más la unidad almohade de Al-Ándalus.

En esta situación caótica, agravada por el hambre, ese mismo año se produjo una revuelta en Valencia, que aprovechó Zayyan ibn Mardanish —descendiente de Muhámmad ibn Mardanís— el llamado Rey Lobo / rey llop / por los cristianos, para sublevarse en Onda.

El 24 de enero de 1229 Zayyan entró en Valencia, proclamando también obediencia al califa abasí, y Abu Zayd tuvo que huir primero a Segorbe y después a Aragón.


En 1229, tras la expulsión de su cargo por Zayyan ibn Mardanish, ratifica un acuerdo de vasallaje con Jaime I por el cual el rey de Aragón le da permiso para conquistar y poblar cuantos lugares y castillos consiguiera dentro del territorio musulmán valenciano, a cambio de la cuarta parte de las rentas. En 1232 ratifican en Teruel el compromiso adquirido, reconociendo el primero los favores recibidos y la renuncia a todas las rentas que sobre Valencia y su término se habían reconocido en 1229; se le facilita al rey aragonés la toma de Valencia. Abū Zayd fue un apreciable aliado del Conquistador en su lucha por la reconquista de las tierras valencianas, en la que toma parte aportando sus mesnadas.


En 1232 Abu Zayd se convirtió al cristianismo bautizándose con el nombre de Vicente Bellvís, pero lo mantuvo en secreto hasta la conquista de Valencia. Aunque continuó utilizando el título de rey de Valencia hasta que Jaime I entró en la ciudad el 1238, a partir de entonces actuó siempre como un verdadero señor feudal cristiano favorecido por el rey, con el que firmó un pacto de vasallaje Calatayud el 20 de abril. Al servicio del rey Jaime participó de la conquista del reino: primero desde tierras de Teruel, después durante la conquista de la capital, y más tarde, llevando su huestes al sur, donde conquistó Ibi en 1244, Castalla, Onil, Tibi, Orxeta y Torres Torres.


Bajo la protección del Jaime I ostentó el señorío de localidades moriscas del Alto Mijares que legó a su hijo Fernando. Obtuvo numerosas donaciones reales: En 1236 las villas de Ricla y Magallón, en 1238 alquerías de la Huerta de Valencia y casas en la ciudad, en 1239 la villa de Ganalur y la alquería de Aldaya.


El 27 de enero de 1243 Abu Zayd recibió el vasallaje de Eximén Pérez y de su hijo Blasco, y les concedió el castillo de Arenoso, para comandar sus fuerzas militares y como dote por la boda de Blasco con su hija Alda Ferrández Aba-Omahet.

La muerte de Abu-Zayd se sitúa a finales del año 1269​ en el palacio de Argelita. Sus hijos y parientes recibieron una herencia importante y al estar emparentados con la nobleza aragonesa se convirtieron también en señores cristianos.


Alrededor del 16 de junio de 1860 se levantó una lápida en Valencia, y dejó a la vista algunos restos humanos, cuyo estado denotaban su antigüedad. En el mismo sitio se encontró un pergamino que dice así:


Hic jacet D. Vicentius Belvis cum prole sua olim Zeit Abuceit rex Valentiae maurus adeo suae religionis celator VT duos innocentissimos viros beatos Joannem de Perusia et Petrum de Saxo-Ferrato seraphici patris francisci filios ac socios veram christi fidem praedicantes gladio jugulaverit sed inspirante patre luminum recipiens omne nefas diluit sacro baptismatis lavacro et aeternum reconciliationis signum hanc olim aulam suam in ecclesiam et cenobium destinavit.


Estos restos fueron trasladados a la iglesia del monasterio de religiosas de la Puridad y están colocados encima de la pila del agua bendita, entrando a mano izquierda. Todavía se lee allí, en la misma lápida antigua, bajo de una corona real, la inscripción que compuso el P. Fray Miguel Enrich, en los siguientes dísticos:


Hic jacet azotus maurus, dulcisque propago qui dominans urbis, par jugulare jubet Francisci comitum, nunc coeli sede beatus, sacro fonte tamen diluit omne nefas, dum pro inclementi fundit pia vota precesque, urbs urbs expugnatur, sacra fit aula dei.

El 22 de abril de 1236, convertido Abū Zayd al cristianismo y siendo bautizado con el nombre de Vicente Bellvís, hizo la conocida donación de "castros, villas y alquerías que yo al presente poseo y pueda poseer, que de derecho deben de pertenecer a la sede segobricense", al obispo de Segorbe Guillermo Eximeno o Gimeno.

Abū Zayd casa a su hija, Doña Alda Fernández, que aporta como dote el señorío de Arenós, con Blasco Pérez de Arenós hijo de Don Eximén Pérez de Tarazona, que estaba al frente de la mesnada aragonesa que constituía la fuerza militar de Abū Zayd, tras lo cual aquel mudó su apellido Tarazona en "Arenós".

Tuvo varios hijos. Con María Ferrandis: Alda Ferrandis, Fernando Pérez y Sancho Ferrandis; Otros: Elisenda (curó su enfermedad en el castillo de Castro); Mahomat Abiceit o Abahomat; Ceyt Abohiara o Aboyahya; Zeyt Edris o Idrîs; Aazón...

Puede que su mujer fuese Dominga López ya que los nietos de María Ferrandis no eran considerados, por el obispo Dull de Segorbe (1324), del matrimonio.

Barceló Torres, Mª del Carmen (1980). El sayyid Abū Zayd: Príncipe musulmán, señor cristiano. En Awraq, Nº 3, p. 101-109



González Jiménez, 2011, pp. 85.
Richard, Javier A. (2011). Fernando III: Cruzado y Santo. Absalon Ediciones. ISBN 9788493907013.

Diccionari d'Història de Catalunya. Barcelona: Edicions 62, 1998, p. 4.
Burns, Robert E. Príncipe almohade y converso mudéjar: Nueva documentación sobre Abū Zayd. Sharq al-Andalus: Estudios árabes , 4 (Alicante: Universidad, 1987). p. 112.

domingo, noviembre 18, 2018

bayt Zayd (Abū Zayd)




Reino de Valencia 1238-1707


https://kerchak.com/el-reino-de-valencia-1238-1707/



El reino de Valencia (1238-1707) El imperio almohade entró en descomposición tras la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), ganada por los hispánicos coaligados. Tampoco los almohades habían sabido dar coherencia y efectividad a su dominio. Balansiya, o Valencia, una de las taifas musulmanas de Sarq al Andalus (oriente de Al ándalus) era gobernada por el príncipe Abū Zayd, nieto del fundador del imperio, que no pudo sofocar la insurrección de Ibn Hud de Murcia ( 1228), al que se sometió Alzira y todo el territorio valenciano meridional. Entonces surgió en Valencia un caudillo local, Zayyan, nieto de Ibn Mardan, que al frente de los enemigos de los norteafricanos, obligó Abū Zayd a huir a Segorbe y buscar la protección de Jaime I.


WIKI : BECEITEEl nombre deriva del árabe bayt Zayd بيت زيد la casa de Zayd. La existencia en Aragón de diversos topónimos con la palabra Zayd (Calaceite, Zaidín, La Zaida, Vinaceite, Binaced, etc.) sugiere la presencia de la minoría xiíta zaydí en los distritos al Este de Saraqusta. En chapurriau el nombre es Beseit. En documentos de los siglos XVII y XVIII aparece como Bezeite y Bezeyte.


http://www.descubriendopinturasrupestres.com/2017/09/el-legado-templario-del-matarrana.html

El prudente Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV con el fin de contentar a los Templarios y aumentar la vigilancia, conservación y defensa de Tortosa y demás pueblos conquistados, les dio en Beceite todas las tierras, huertos y olivares que habían sido de Abdelah, Abumceit, Móndir, Abumbocary Azaneti (DOC.229 y 281 del Cartoral del Temple de Tortosa)

http://etimologias.dechile.net/?aceituna

La palabra aceite viene del arameo zayta a través de azzayt en árabe. En arameo, el sufijo -tuna es un diminutivo, entonces aceituna sería "el pequeño aceite". ... El árabe زيتون zaytūn "olivo" es el que viene del arameo ܙܰܝܬܳܐ (zaytā), que, como el hebreo זַיִת (zayit), no significa "aceite", sino "olivo".

Vinaceite Bajo Martín


El nombre de Vinaceite proviene del nombre de un clan-familia musulmán llamados los "Banu-Said" (los hijos de Said). Con la dominación cristiana y por evolución fonética, pasó a llamarse "Binacey". Ya en época moderna tomó el nombre definitivo de "Vinaceite"".


https://es.wikipedia.org/wiki/Zaid%C3%ADn_(Granada)



Fracasó una contraofensiva de Abū Zayd con el concurso de aristócratas aragoneses, pero sin la ayuda del rey, entonces atareado con la expedición a Mallorca. Abū Zayd se convirtió al cristianismo, se convirtió en un señor feudal aragonés y cedió sus derechos al obispo de Segorbe. El susodicho Ibn Hud de Murcia, valiente y fanático antialmohade que llegó a dominar casi todo Al Andalus, atacó la ciudad de Valencia dominada por Zayyan, pero tuvo que levantar el cerco cuando el rey de León Ferran II apoderó de Mérida Badajoz. Zayyan, atrevido, aprovechando la estancia en Mallorca de Jaime I, atacó Ulldecona, pero infructuosamente.



taifas, Aragón, Valencia

Jaime I inició formalmente la conquista de Valencia con la toma de Burriana en 1233 (en aquel tiempo el término de Burriana comprendía los actuales de Burriana, Villarreal y Les Alqueries). Zayyan, encerrado dentro de las murallas de Valencia, no osaba hacer frente a las incursiones de Jaime I, el cual en 1236 se apoderó del Puig, la posición clave septentrional de Valencia. Zayyan intentó recuperarla pero fue derrotado el 1237. Entonces Jaime I puso sitio a la ciudad de Valencia, y Zayyan pidió socorro a Abū Zakariya, reyezuelo de Túnez, que le envió doce galeras, las cuales sin embargo, no desembarcaron. Zayyan, entonces, entregó la ciudad a Jaime I el 28 de septiembre de 1238. 

Después de la muerte de Ibn Hud, los murcianos, insatisfechos con sus sucesores, llamaron Zayyan, el destronado reyezuelo de Valencia que se había instalado en Dénia, el que los gobernó sólo ocho meses (1.239), por cuanto fue reinstaurada en Murcia la dinastía los Banu Hud. Sin embargo, en 1243 el reyezuelo murciano aceptaba el protectorado que le ofrecía el rey de Castilla, aunque fue necesario que los castellanos se ampara por la fuerza de la mayoría de los castillos de Murcia. El trato duro de los castellanos provocó la sublevación de los moros murcianos, que fueron dominados por Jaime I (1266).

Las autoridades y la población musulmanas de las localidades murcianas fueron sustituidas por castellanos, excepto Crevillente, que permaneció con su población y organización sarracena intacta, gobernada por su rey Ibn Hudayr, hasta la integración del territorio en el Reino de Valencia por Jaime II en 1296, confirmada el 1304. Crevillente constituyó un enclave de señoría musulmana en tierra de cristianos, la autonomía del que fue respetada hasta en 1317.

entrada, Jaime I, Jaume I, Valencia, València, Balansiya

La conquista de las tierras valencianas, sin embargo, comenzó de forma casual con el inesperado éxito de Blasco de Alagón en Ares y Morella, al final del 1232 que obligó Jaime I -hasta entonces ocupado con Mallorca- a interesarse en los posibles acontecimientos bélicos que se produjeran y aun encabezar los mismos.

La reunión de Alcañiz del comienzo del 1233, que reunió el rey, el maestro del Hospital, Hugo de Forcalquier y Blasco de Alagón comportó por primera vez la planificación oficial de la conquista, que fue proyectada en tres etapas. La primera, tras la cesión de los derechos adquiridos por Blasco de Alagón, se centró completar la expansión militar de la región castellonense: toma de Burriana (1233), Peñíscola, Xivert, Cervera, Pulpis, Castellón, Borriol, las Cuevas de Vinromà, Vilafamés, etc, salvo algunos núcleos aislados de la agreste sierra de Espadán.

La convocatoria de cortes a catalanes y aragoneses en Monzón en 1236 y la concesión de la bula de la cruzada por parte del papa Gregorio IX en 1237 inició la segunda fase, que tuvo por objeto la toma de la ciudad de Valencia (1238) y de la llanura valenciana hasta las inmediaciones del Júcar. Finalmente, después de una tregua con los musulmanes, que el rey aprovechó para la puesta en marcha del nuevo reino. En 1243-45 Jaime I puso fin a la conquista hasta los límites que los anteriores tratados con Castilla de Tudillén y de Cazorla le habían impuesto, ratificados de nuevo a Almizrra (1244).

Llibre dels fets

La falta de repobladores para ocupar todo el Reino, además de los compromisos contraídos de no expulsión de los musulmanes, obligó al rey a ceder la mayor parte del ámbito rural a los señores conquistadores, lo que motivó el origen del latifundio continental. Una serie de factores que arrancan de los mismos días de la conquista modelaron, por tanto, una gran parte de la historia del Reino de Valencia, caracterizada por la demografía (con una triple influencia, de elementos cristianos aún en minoría catalanoaragonesa, de una amplia masa musulmana vasalla y de una potente minoría semita), por la economía (predominio de la agricultura extensiva, continental, seguida de cultivos hortícolas litorales, muy pronto comercializados en el exterior con la creación del Consulado de Mar el 1283) y por el derecho, con la aplicación de diferentes cartas de poblamiento.

Jaume I


La primera etapa conquistadora fue llevada a cabo mayoritariamente por la nobleza aragonesa y para caballeros fronterizos de Aragón, que concedieron cartas puebla a fuero de Zaragoza fuero de Aragón. En 1240 el rey promulgó la Costumbre de Valencia, con el propósito de aplicarlo en todo el reino, y en 1261 fue incluido en la redacción de los Fueros de Valencia, que compitieron con la legislación aragonesa.
Pedro II, 1196, aragonés
Pedro II, 1196, aragonés

Sin embargo, al compás de la ampliación del código valenciano se iba registrando una oposición más y más grande por parte de los señores con posesiones al reino que querían asegurarse el predominio jurídico y también el social y económico. Así, la gran nobleza, radicada en Aragón o establecida en Valencia pero coaligada en una liga opuesta al poder real -la Unión-, obtuvo ciertos éxitos en aprovechar la delicada situación de Pedro el Grande, derivada de su intervención en Sicilia (1282). 
En la corte de Zaragoza del 1283, el rey juró todos los privilegios del reino de Aragón y los hizo extensivos a todos aquellos que quisieran observar el Fuero de Aragón en el Reino de Valencia. No fue hasta el reinado de Alfonso III (1327-36) que se adoptó una solución intermedia al problema foral que finalmente favoreció la nobleza y trajo como consecuencia la creación de un importante régimen señorial en Valencia.
El verdadero conflicto de las Uniones estalló en forma bélica en el reinado de Pedro III, tomando como pretexto el propósito antiforal del rey de nombrar como heredera a su hija Constanza en perjuicio de su hermano y de sus hermanastros, ambos hijos de Leonor de Castilla.

La reacción de los afectados cristalizó finalmente en la reactualización de la Unión aragonesa y en la aparición de una nueva Unión: la valenciana. Pero después de los acontecimientos de la primavera de 1348, en que el rey quedó en Valencia humillado a merced de los sublevados, Pedro III huyó a Teruel, donde organizó las tropas realistas. Habiendo conseguido estas la victoria sobre la Unión, la represión, además de las incautaciones económicas, se caracterizó por su crueldad.
El fracaso de la Unión significó el fracaso de las posibilidades pre-burguesas del Reino de Valencia a mediados del s.XIV y la consolidación aún más fuerte de la causa nobiliaria. Esto explicaría en parte la alianza de los reinos de Valencia y
Aragón
frente al Principado en la coyuntura del compromiso de Caspe.

Este mapa es de 1653 y Lérida y Tortosa ya eran catalanas

Este mapa es de 1653

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La población del área leridana en 1238 no superaba los 5.000 habitantes, de los cuales un pequeño porcentaje fueron a enseñarles hablar a más de 150.000 valencianos. Claro que sí, guapi.

domingo, octubre 07, 2018

El heliotropo de Beceite

En la villa de Beceite, que siempre ha sido abundante en gentes extraordinarias, hubo, no hace todavía mucho tiempo, un pintor llamado Calandrio, hombre simplón y de extrañas costumbres, como bañarse en el Matarraña en pleno mes de noviembre, que la mayor parte del tiempo trataba con otros dos pintores, llamados Bruno y Bufalmacho, hombres muy bromistas pero por otra parte avispados y sagaces, que se ajuntaban con Calandrio porque de sus maneras y de su simpleza con frecuencia sacaban algunas risas, llamadas carcañades en Beit Zeyd

Había también en Valderrobres entonces un joven de maravillosa gracia y afortunado en todas las cosas que se proponía, hábil, llamado Tomás del Picapedré, que oyendo algunas cosas sobre la simpleza de Calandrio, se propuso divertirse haciéndole alguna burla o haciéndole creer alguna cosa extraordinaria. Encontrándolo por casualidad un día en la iglesia de San Bartolomé y viéndolo atento mirando las pinturas y los bajorrelieves del tabernáculo o altar mayor de la iglesia, puesto allí unos meses antes, pensó que había encontrado el lugar y el tiempo acorde a su intención.

tabernáculo o altar mayor de la iglesia, Beceite, San Bartolomé


Informando a un compañero suyo de lo que quería hacer, se acercaron juntos a donde Calandrio estaba sentado solo, y haciendo ver que no lo veían, comenzaron a razonar sobre las virtudes de diversas piedras, de las que Tomás hablaba con tanta autoridad como si hubiera sido un famoso y gran marmolista, escultor o picapedrero. A esta conversación pegó el oído Calandrio y después de un rato, poniéndose en pie, viendo que no era ningún secreto, se acercó a ellos, justo lo que pretendía Tomás; siguiendo con su verborrea, fue preguntado por Calandrio “dónde se encuentran estas piedras tan llenas de virtud”. 


Tomás contestó que la mayoría se encontraban en Bot, en tierra de catalanes, en una comarca que se llamaba Tierra Alta en la que las vides de ojo
de liebre se atan con longanizas y se obtiene una oca por un real y un pato de regalo, y hay allí una montaña llenita de arroz caldoso de galeras en lo alto en la que hay gentes que no hacen nada más que asar calçots, preparar salsa romesco y cocer escudella de caldo de capones, y luego lo aventan desde allí abajo, y quien más recoge más come; y allí al lado corre un arroyuelo de vino de garnacha negra como lágrimas de otoño del mejor que puede beberse, sin una gota de agua mezclada.
-¡Oh! -dijo Calandrio-, ése es un buen país; pero dime, ¿qué hacen de los capones que cuecen?

Contestó Tomás:

- Todos se los comen los catalanes. Va gente desde Prat de Compte, Batea, Gandesa, Pinell de Brai, La Fatarella, Caseres, Corbera d'Ebre, Horta de Sant Joan, Arnes, e incluso desde Paüls, cuyos habitantes abren antes la boca que los ojos.

Dijo entonces Calandrio:

- ¿Has ido allí alguna vez?

- ¿Dices que si he estado? ¡Sí, igual he estado una vez como mil!

- ¿Y cuántos kilómetros cuadrados tiene?

- Tiene más de un millón palmo arriba palmo abajo.

- Pues debe ser más allá de los Puertos.

- Exacto, -dijo Tomás-, cerca de la Fontcalda, fuente caliente, junto a la sierra de Pándols y de Caballos.


El tontico de Calandrio, viendo a Tomás decir estas palabras con una cara seria y sin reírse, les daba la fe que puede darse a la verdad más manifiesta, y por ciertas las tenía; y dijo:

- Demasiado lejos está de mis asuntos; pero si más cerca estuviese, sí te digo que iría una vez allí contigo para ver bajar esos calçots y comer escudella de capones hasta empacharme.

Pero dime; ¿en esta comarca del Matarraña no se encuentra ninguna de esas piedras maravillosas?

A lo que Tomás contestó:

- Si, se encuentran dos clases de piedras de grandísima virtud. Una son los pedruscos de Monserrate de Fórnoles, de los que se hacen muelas para moler la harina o las olivas empeltre, y por ello se dice en los países de más allá que de Dios vienen las gracias y de Fórnoles las piedras de molino; pero hay tan gran cantidad de estas piedras de amolar, que entre nosotros son poco apreciadas, como las esmeraldas entre los de Puigventós de la Figuereta, de las que hay allí una montaña casi tan alta como Montecaro, que relucen a medianoche como la aurora boreal. Quien puliera las muelas de molino y las hiciera engastar en anillos antes de que se las agujerease, y se las llevase al Molt Honorable, tendría lo que quisiera.



Monserrate de Fórnoles,
Monserrate de Fórnoles 


La otra es una piedra que nosotros los marmolistas llamamos
heliotropo, piedra de mucha mayor virtud, porque quien la lleva encima no puede ser visto por otra persona esté donde esté.
Entonces Calandrio dijo:

- Grandes virtudes son éstas; ¿pero esa segunda dónde se encuentra?

Tomás contestó que en los Comellassos se podía encontrar.

Dijo Calandrio:

- ¿De qué tamaño es esa piedra y qué color tiene?


Contestó Tomás:

- Es de varios tamaños, alguna es mayor, otra menor, pero todas son de color oscuro, casi negro.

Calandrio, habiendo advertido todas estas cosas, fingiendo tener otra cosa que hacer, se separó de Tomás y su colega, y se propuso buscar esta piedra; pero decidió no hacerlo sin que lo supiesen Bruno y Bufalmacho, a quienes quería mucho.

Se fue, pues, en su busca, para que sin dilación y antes que nadie más fueran a buscarlas, y todo el resto de aquella mañana lo pasó buscándolos. Al final, pasadas las tres de la tarde, acordándose de que trabajaban en una fábrica cerca de la tosquera, aunque el calor agrietaba las rocas, dejando cualquier otra ocupación, casi corriendo se fue donde ellos, y llamándoles les dijo:


- Compañeros, si queréis creerme podemos convertirnos en los hombres más ricos del Matarraña, porque le he oído a un hombre digno de fe que en los Comellassos hay una piedra que quien la lleva encima no es visto por nadie; por lo que me parece que sin tardar, antes que otra persona pueda ir, vayamos a buscarla.

Seguro que la encontraremos, porque sé cómo es; y cuando la hayamos encontrado, ¿qué tendremos que hacer mas que meterla en el morral e ir a las mesas de los cambistas en Valdarrores, que sabéis que están siempre cargadas de monedas de plata y bronce, y coger cuantas queramos? Nadie nos verá: y así podremos enriquecernos rápidamente sin tener que embadurnar los muros todo el santo día, como hacen los caracoles por ahí abajo sobre el azud.


Bruno y Bufalmacho, al oírle, empezaron a reírse por dentro; y mirándose el uno al otro pusieron cara de maravillarse mucho y alabaron la idea de Calandrio; pero preguntó Bufalmacho qué nombre tenía esta piedra. A Calandrio, que era de mollera dura, ya se le había ido el nombre de la cabeza; por lo que respondió:

- ¿Qué nos importa el nombre, puesto que sabemos la virtud? Yo diría que fuésemos a buscarla sin más tardanza.


- Pero bien -dijo Bruno-, ¿cómo es?


Calandrio dijo:

- Las hay de distintas formas, pero todas son casi negras como el azabache; por lo que me parece que debemos coger todas aquellas que veamos oscuras, hasta que lleguemos a ella; así que no perdamos tiempo, vamos.

Bruno dijo: - Para el carro. -


Y vuelto a Bufalmacho dijo:

- A mí me parece que Calandrio dice bien; pero no me parece que sea hora de ir porque el sol está alto y da de pleno en los Comellassos y habrá secado todas las piedras; por lo que algunas de ellas parecen ahora blancas, y en cambio, por la mañana, antes de que el sol las haya secado, parecen negras; y además, mucha gente hay hoy, porque es día laborable, en las fincas que van a Les Escales, que, al vernos, podrían adivinar lo que estamos haciendo y tal vez se pondrían a buscar ellos también; y podría llegar a sus manos la piedra y nosotros habríamos perdido el santo por la limosna. A mí me parece, si os parece a vosotros, que éste es asunto de hacer por la mañana, que se distinguen mejor las negras de las blancas, y en día festivo, así no habrá allí nadie que nos vea. -

Bufalmacho alabó la opinión de Bruno, y Calandrio concordó con ellos, y decidieron que el domingo siguiente por la mañana irían los tres juntos a buscar aquella piedra. Sobre todas las cosas les rogó Calandrio que con nadie en el mundo hablasen de aquello, porque a él se lo habían dicho en secreto.

Y hablando de esto, les contó lo que había oído de la comarca de la Terra Alta, afirmando con juramentos que era así.

Cuando Calandrio se separó de ellos, lo que iban a hacer sobre este asunto lo arreglaron entre ellos.

Calandrio esperó sin tartir (con ansiedad) el domingo por la mañana. Se levantó antes de cantar el gallo de Les Voltes, y llamando a sus compañeros, saliendo por el portal de San Roque hacia arriba, pasando Las Eras, La Nevera, dejando los freginals a la izquierda, trepando unas rocas, ya en los Comellassos, comenzaron a andar por un barranquillo hacia abajo, en dirección a La Cometa, buscando piedras por un pedregal.

Calandrio iba delante, más afanoso, y saltando rápidamente ora aquí ora allí, donde alguna piedra negra veía se arrojaba y cogiéndola se la metía en el seno. Sus compañeros andaban detrás, y de vez en cuando una u otra recogían. Calandrio no había andado mucho trozo y ya tenía el regazo lleno; por lo que, alzándose las faldas del sayo y haciendo con ellas un amplio refajo, habiéndolo sujetado bien con el cinturón por todas partes, no mucho después lo llenó y después de un rato, haciendo con la capa otro compartimento, lo llenó a caramullo de piedrecitas negras.

Viendo Bufalmacho y Bruno que Calandrio estaba cargado como el borrico de San Vicente y la hora de comer se avecinaba, según lo establecido entre ellos, le dijo Bruno a Bufalmacho:

- ¿Dónde está Calandrio? -


Bufalmacho, que lo veía allí junto a ellos, volviéndose en torno, y mirando acá y allá, contestó:

- No lo sé, pero hasta hace un momento estaba aquí delante de nosotros.-

Dijo Bruno:

- ¡Cómo que hace poco! Me parece estar seguro de que ahora está en casa comiendo y nos ha dejado a nosotros en el frenesí de andar buscando las piedras negras por estos Comellassos abajo. -

- ¡Ah!, qué bien ha hecho -dijo entonces Bufalmacho-, burlándose de nosotros y dejándonos aquí, ya que hemos sido tan tontos como para creerle. ¿Crees que habría alguien tan apamplado como nosotros que hubiera creído que en los Comellassos iba a encontrarse una piedra tan milagrosa?

Calandrio, al oír estas palabras, imaginó que aquella piedra había llegado a sus manos y que, por la virtud de ella misma, aunque estuviese él presente no lo veían.

Muy contento de tal suerte, sin decirles nada, pensó en volver a su casa, y con cuidado de no tropezar, fue bajando en dirección a la selva de La Cometa.

Viendo esto, Bufalmacho le dijo a Bruno:


- ¿Qué hacemos nosotros? ¿Por qué no nos vamos? -

A lo que Bruno respondió:


- Vámonos; pero juro a Dios que Calandrio no me hará ni una más; y si estuviese junto a él como lo he estado toda la mañana, le daría así con este guijarro en el talón que se acordaría un mes de esta broma.-


Y diciendo estas palabras y estirando el brazo, le acertó a Calandrio con el guijarro en el calcañar. Calandrio, sintiendo el tremendo dolor, levantó el pie y comenzó a resoplar, pero callando fue avanzando.

Bufalmacho, cogiendo uno de los
códuls que había recogido, le dijo a Bruno:

- ¡Mira este
barrócul: así le diese ahora mismo en los riñones a Calandrio! Y, soltándolo con toda su fuerza, le dio con él un gran golpe en la riñonada; y en resumen, de esta manera, ahora con una palabra y ahora con otra, por los Comellassos abajo, pasando La Cometa, la Prensa y entrando por el portal del Pilar, lo fueron lapidando.

Junto a la casa de Tachín, arrojando al suelo las piedras que habían recogido, se detuvieron un rato con unos guardias, que como estaban informados del plan, fingiendo no verlo, dejaron pasar a Calandrio con la mayor risa del mundo contenida. Este, sin pararse, llegó a su casa, que estaba en el Castellá; y tan favorable le fue la fortuna a la burla que mientras Calandrio por el barranco de La Cometa andaba y luego por la villa, nadie le dirigió la palabra, ya que encontró a muy pocos porque todos estaban comiendo.

Entró Calandrio cargado como un mulo de arriero en su casa. Estaba su mujer (que se llamaba Teresa), hermosa y valerosa, en lo alto de la escalera, y bastante enojada por su larga demora, viéndolo venir comenzó a gritarle con reproches:


- ¡Ya te trae el diablo, rufián! Todo el mundo ha comido ya cuando tú vienes a comer. -

Oyendo esto Calandrio, y viendo que lo veía, lleno de amargura y de dolor comenzó a gritar:

-¡Ay!, mala mujer, tú me has arruinado, pero por Dios que me las pagarás.-

Subió a una salita y descargó allí todas las piedras que había recogido, corrió furibundo hacia su mujer y, cogiéndola por las trenzas, la tiró al suelo, y allí, cuanto pudo mover los brazos y las piernas, tantos puñetazos y patadas le dio por todo el cuerpo, que no le dejó en la cabeza cabello o hueso encima que machacado no estuviese, sin valerle a ella para nada pedir merced con los brazos en cruz.

Bufalmacho y Bruno, después de reírse un rato con los guardianes del portal, con paso lento comenzaron de lejos a seguir a Calandrio; llegando junto a su puerta, escucharon la feroz paliza que a su mujer le daba, y fingiendo que llegaban entonces, le llamaron.

Calandrio, todo sudado, rojo y cansado, se asomó a la ventana y les rogó que subiesen donde estaba él. Ellos, mostrándose un tanto enfadados, subieron arriba y vieron la sala llena de piedras, y en uno de los rincones a la mujer despeinada, blanca como un papel y la cara llena de golpes, que lloraba desconsoladamente. Calandrio, aflojado y jadeante, extremadamente cansado, estaba sentado.

Después de haber mirado un rato dijeron:

- ¿Qué es esto, Calandrio? ¿Quieres hacer un muro, que te vemos con tantas piedras? Y además de esto, añadieron:

- ¿Y Teresa qué tiene? Parece que le has pegado; ¿pero qué es esto? -

Calandrio, agotado por el peso de las piedras y por la rabia con que le había pegado a su mujer, y con el dolor de la fortuna que le parecía haber perdido, no podía reunir aliento para pronunciar enteras las palabras de su respuesta; por lo que, dándole tiempo, Bufalmacho recomenzó:

- Calandrio, si estabas airado por algo, no debías por ello mofarte de nosotros; que, después de inducirnos a buscar contigo la piedra preciosa, sin decírselo a Dios ni al demonio de Queretes nos has dejado como a dos cabrones en los Comellassos y has venido a casa, lo que tenemos por muy gran maldad; pero por cierto que ésta va a ser la última que nos harás.


A estas palabras, Calandrio, esforzándose, contestó:


- Compañeros, no os enfurezcáis: las cosas han sido de muy distinto modo del que creéis. Yo, desventurado, había encontrado aquella piedra; ¿y queréis saber si digo la verdad? Cuando os preguntasteis la primera vez por mí el uno al otro, yo estaba a menos de diez brazos de vosotros, y viendo que os acercabais y no me veíais, fui tirando por delante de vosotros, y siguiendo un poco por delante así he llegado a casa. -

Y empezando por un extremo, hasta el final les contó lo que habían hecho y dicho ellos, y les mostró la espalda y los calcañares, cómo los habían dejado los guijarros, y luego siguió:

- Y os digo que, entrando por el portal del Pilar con todas estas piedras encima, nada me dijeron (aunque sabéis lo desagradables y molestos que suelen ser) los guardas que lo quieren mirar todo, y además de esto, he encontrado por la calle a muchos de mis compadres y amigos, que siempre suelen dirigirme algún saludo e invitarme a beber de su bota, y no hubo ni uno que me dijese media palabra, como que no me veían.

Al final, llegando aquí a casa, este diablo, esta maldita mujer se me puso delante y me vio, porque, como sabéis, las mujeres hacen perder la virtud a todas las cosas; así que yo, que podía decirme el hombre más venturoso de Beceite, me he quedado el más desventurado: y por ello le he pegado tanto cuanto he podido mover las manos y no sé qué me ha detenido de cortarle las venas, ¡maldita sea la hora en que primero la vi y cuando vino a esta casa!


Y encendiéndose de nuevo en ira, quería levantarse para volver a pegarle otra paliza. Bufalmacho y Bruno, oyendo estas cosas, ponían cara de extrañarse mucho y con frecuencia confirmaban lo que Calandrio decía, y sentían tan grandes ganas de reír que casi estallaban; pero viéndole furioso levantarse para sacudir otra vez a su mujer, saliendo a su encuentro lo retuvieron diciéndole que de estas cosas ninguna culpa tenía su mujer, sino él que sabiendo que las mujeres hacían perder la virtud a las cosas no le había dicho que no se pusiera delante aquel día; de esta precaución Dios le había privado o bien porque la suerte no debía ser suya o porque tenía en el ánimo engañar a sus compañeros, a quienes, cuando se dio cuenta de haberla encontrado debía descubrirla. Y después de muchas palabras, no sin gran trabajo reconciliando con él a la mujer apaleada, y dejándolo melancólico en la casa llena de piedras, se fueron.

lo heliotropo de Beseit


Versión de una novela del Decamerón , de Giovanni Boccaccio.