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miércoles, enero 10, 2018

Contrato del río Matarraña

Contrato del río Matarraña

http://www.contratoderiomatarranya.org

Contrato del río Matarraña , logo, Matarranya



http://www.ecodes.org/












Miembros del Comité de Río (con página web)

Administraciones


Entidades sociales y empresariales

Enlaces de interés:



viernes, junio 28, 2013

CHINO CHANO POR EL PARRIZAL DE BECEITE


Si no habéis visto el programa CHINO CHANO de Antena Aragón de hoy a las 15:15, aquí tenéis el enlace:

http://alacarta.aragontelevision.es/programas/chino-chano/el-parrizal-de-beceite-29062013-1523


http://www.aragontelevision.es/index.php/mod.noticias/mem.detalle/idnoticia.56321/relcategoria.1093/idmenu./chk.f0d341f7b0534d3c1ec93a59fec311c2.html


CHINO CHANO POR EL PARRIZAL DE BECEITE


'Chino chano' recorre el Parrizal de Beceite

Publicado 28-06-2013


Provincia de Teruel, comarca del Matarraña, subzona de los Puertos de Beceite, objetivo: El Parrizal. Esta es la escala gradual para ubicarse en una de las rutas clásicas que existen en Aragón, la que miles de senderistas recorren cada año. El Parrizal de Beceite es el nuevo propósito de 'Chino chano' para este sábado.

Por su escasa dificultad, el paseo que desde Beceite remonta las aguas del río Matarraña y recala en Los Estrechos de El Parrizal es una de las preferidas por miles de caminantes y visitantes que la escogen cada año. Clásica dentro de la red de senderos del Matarraña, esta ruta permite descubrir una serie de paisajes encadenados que pasan por las aguas de este ilustre cauce, responsable de bautizar a toda la comarca, y por los bosques que escoltan al río en este tramo, y este sábado Chino Chano la va a descubrir.

Aun siendo una excursión breve -3,3 kilómetros de distancia y 60 minutos de duración- esconde numerosos atractivos que van más allá de las postales paisajísticas que ofrece. Para empezar, parte del precioso pueblo de Beceite y, poco a poco, se va adentrando en rincones que guardan relación con pinturas rupestres del Epipaleolítico, con extracciones mineras en el Pla de la Mina o con antiguas leyendas de hienas y cazadores. Además, existen tramos equipados con pasarelas de madera que prácticamente marchan rozando las aguas de este precioso río.

El Parrizal de Beceite es un auténtico regalo. El conductor de la serie, Mariano Navascués, lo irá desenvolviendo en cada paso y en uno de los tramos de la senda coincidirá con Arturo Queral Tejedor, Responsable de Información Turística de la Comarca del Matarraña. Este último será quien le advierta de las limitaciones de este entorno protegido – está declarado Lugar de Importancia Comunitaria -. Y es que el baño en las aguas del río está prohibido por existir una nutrida representación de un cangrejo autóctono.

Chino chano llegará por fin al lugar donde el cauce se encajona entre paredes de más de 60 metros de altura. Allí, en Los Estrechos de El Parrizal, será donde inicie el camino de regreso hacia Beceite.

Chino chano en el Parrizal de Beceite, este sábado a las 15:15 horas en Aragón TV.

sábado, septiembre 09, 2023

Refalgarí, Rafelgarí, Rafalgarí, refal, rafal, rafel, Garí

Tenía dudas sobre la etimología de Garí.

apellido Garí

Francesc de Borja Moll, Els llinatges catalans, Garí, Guarí, de Warin, del radical -waran, abrigar, Guarinos, 1026, y los de origen vasco son por la palabra gari, gari-a, trigo.

Sobre la de Rafal:

Rafalrahalrafallo. Esta palabra, que se encuentra repetidamente en el Repartimiento de Valencia, hecho por D. Jaime el Conquistador, como nombre de lugar, y que vale en cat. parral o emparrado, y en mall. casa fuera de la ciudadalqueríaaldea, es el ár. ráhal, "ovile" en R. Martín, "hato" en P. de Alcalá, o rahl, "mansio, locus ubi quis habitat" en Freytag. Dozy. (RáfalesRáfelsMatarraña; Rafols, Ràfols, etc...; mansio : mas, masía)

Vascuence: Gari-a, g. l. garija, b. trigo, (froment). - Sin.: bihi-a, sul.°

Muy cerca de Refalgarí están las masías que forman Formenta: Forment, frumentum. (Formentera) - trigo.

Refalgarí es un despoblado situado en el término municipal de La Cenia, en la comarca catalana del Montsiá. Se ubica en la vertiente septentrional del Tozal d'en Cervera, dentro de los Puertos de Beceite.

Su situación es próxima al Tozal de los Tres Reyes (Tozal del Rey), punto de confluencia entre los reinos de Aragón y Valencia, y el Principado de Cataluña, así como de los barrancos que dan origen al río Matarraña.

Historia:

Su topónimo es de origen árabe. Fue un poblado de musulmanes (moros) que se asentaron dentro de los Puertos de Beceite, como pasó en las Rocas de Benet, en Horta de San Juan.

Durante la conquista cristiana aparece en documentos de 1242, cuando Guillermo de Moncada, señor de Tortosa, pretende la repoblación. Siete años después, en 1249, el mismo Guillermo de Moncada donó Rafelgarí al Monasterio de Benifazá, entonces situado en el Reino de Valencia. [1] Más tarde, en el siglo XIV, Benifazá y la ciudad de Tortosa pleitearon por su posesión, en el momento en que el lugar vivía un breve periodo de esplendor. En el siglo XVI ya se considera despoblado.

Referencias más abajo..

Refalgarí, Rafelgarí, Rafalgarí, refal, rafal, rafel, Garí

XI

Perg. n.° 5*, Alfonso I. 27 jul. 1168.

Hoc est translatum fideliter translatatum II kalendas september anno ab incarnatione Domini MCCXVI (1216) cujusdam .... In Christi nomine .... virtute Ildefonsus Dei gratia rex Aragonum ... comes Barchinone et marchio Provincie et Guillermus Raimundi Dapiferi et Raimundus de Montecateno et Petrus de Subiratis consilio Guillelmi Montispessulani et aliorum baronum curie donamus et concedimus vobis Geraldo de Rivo et Petro de Sancto Martino et Raimundo de Cheral omnique progeniei atque posteritati vestre Peduls cum omnibus terminis et pertinenciis suis et ipsam montannam de Mons-Agar simul et Arberiars sicut terminantur de Collo-Spine usque ad Collum de Bene et usque ad viam antiquam de Orta et usque in ipso loco ubi dividitur via de Orada et de Bene. Hec suprascripta omnia sicut ab istis terminis includuntur donamus et concedimus vobis cum ingresibus et egressibus suis aquis pascuis erbis venacionibus montibus et cum omnibus his que ad servicia hominum pertinent quod ea omnia habeatis et teneatis et possideatis vos et progenies vestra et omnes illi qui ibi populaverint francha et libera et ingenua libere et quiete potenter et integriter ad furos Cesarauguste ad faciendas omnes voluntates vestras plenarie. Et ego Petrus de Subiratis retineo michi et meis terram ad unum par bovum sicut eam michi dabitis. Et donamus vobis et progeniei vestre ipsum castrum de Peduls quod vos teneatis in perpetuum per nos et donetis nobis et successoribus nostris vos et vestri potestatem de ipso castro irati et pacati quando nos vel homo per nos quesierimus vobis. Et donamus vobis et progeniei vestre duas partes de omnibus exitis qui de castro exient et de terminis suis scilicet de justiciis de chestis de forciis trobis et de omnibus qui ad senioraticum pertinent: et retineo ego Petrus de Subiratis terciam partem. Donamus itaque vobis omnes stachamentos: sed cum ego Petrus de Subiratis ibi fuero quod eos accipiam si accipere eos voluero salvis vestris duabus partibus. Donamus etiam vobis omnes stabilimentos. Hec superius scripta donamus vobis et progeniei vestre in perpetuum ad omnes voluntates vestras faciendas salva fidelitate nostra et successorum nostrorum per secula cuncta. Si quis hanc cartam violare voluerit nihil valeat sed in duplo componat et postea hec carta firma permaneat. Que fuit facta VI calendas augusti anno Domini Jesu MCLXVIII° (1168) - Sig+num Ildefonsi regis Aragonis et comitis Barchinone et marchionis Provincie. - Sig+num Guillelmi Raimundi Dapiferi. - Sig+num Raimundi de Montecateno. - Sig+num Petri de Subiratis.

- Sig+num Guillelmi Montispesulani. - Sig+num Petri de Sancto Minato. - Sig+num P. filii P. de Sancto Minato. - Sig+num Guillelmi Garidelli. - Sig+num Guilaberti Anglisi. - Sig+num Arnaldi Garidelli. - Sig+num Boni Vasalli de Moro. - Sig+num Crispini qui hanc cartam scripsit die et anno ut supra. - Sig+num Raimundi Capellani. - Sig+num Guillelmi presbiter. - Sig+num de Cardona vicarii Dertuse. - Ego Bernardus Tolsani (Tolosani quizás) hoc scripsi et hoc feci + cum literis rasis et rescriptis in linea Va (error) die et anno quo supra.

https://historia-aragon.blogspot.com/2020/03/xii-perg-307-alfonso-i-febrero-1169.html

El lugar de Horta (antiguamente Orta), está documentado en 1153 por primera vez, como fronterizo en la donación del castillo de Miravet -después de la conquista de Tortosa el 1148-, parece que hacia el 1163 fue conquistado por Alfonso II de Aragón, el que el 1165 dio carta puebla, según los fueros de Zaragoza, a quienes poblaran los términos de Horta y Bene.

El 1174, Alfonso II dio la jurisdicción del lugar a los templarios y, en 1182, los Moncada renunciaron a los derechos que tenían.

El 1192, el maestro provincial del Temple dio a los habitantes de Horta una nueva carta de población según las costumbres de Lérida. Al suprimirse los templarios, a principios del siglo XIV, Horta pasó a los hospitalarios de la castellanía de Amposta.

En 1359, Horta comprendía, además, los puestos de Arnes, Ferres -ahora despoblado del término de Horta, Bot, Caseres, Mudèfer y quizás Prat de Comte. En el siglo XIV se inició un aumento de población -de 43 fuegos en 1358 a 81 en 1378- que continuó los siglos XV y XVI. De este momento, son buena parte de los edificios más representativos del núcleo -ayuntamiento, casa del Diezmo-. En el siglo XVII, durante la Guerra de los Segadores (1640), Horta fue saqueada y tomada por asalto para evitar que cayera en manos castellanas. Los censos del siglo XVIII y del XIX vuelven a señalar un incremento de la población, hasta principios del siglo XX. En 1919 se empezó a nombrar Horta de San Juan.


https://ca.wikipedia.org/wiki/Refalgar%C3%AD

Refalgarí és un despoblat situat al terme municipal de La Sénia, a la comarca catalana del Montsià. S'ubica al vessant septentrional del Tossal d'en Cervera, dins dels Ports de Beseit. La seua situació és propera al Tossal dels Tres Reis, punt de confluència entre Catalunya, Aragó i el País Valencià, així com dels barrancs que donen origen al riu Matarranya.

Història

El seu topònim és d'origen àrab i va ser un poblat de musulmans que es van assentar dins dels Ports de Beseit, com passa al lloc de les Roques de Benet, a Horta de Sant Joan.

Durant la conquesta cristiana apareix en documents de 1242, quan Guillem de Montcada, senyor de Tortosa, pretén la repoblació. Set anys després, el 1249, el mateix Guillem de Montcada va donar Rafelgarí al Monestir de Benifassà, llavors al Regne de València.[1] Més tard, al segle xiv, Benifassà i la ciutat de Tortosa van pleitejar per la seua possessió, en el moment en què el lloc viu un breu període d'esplendor. Al segle xvi es considera despoblat.

Referències

http://www.enciclopedia.cat/gran-enciclopedia-catalana/0054647.xml

http://ebre.info/elsports/medi_Huma/index.html

Llegenda: Pellicer Ollés, Vicent (2000) "Origen de Rafel-Garí o Rafelgarí (Rafalgarí)" dins Contalles del Port a google.cat


https://cerefalgari.cat/

https://www.lagavillaverde.org/Paginas/maquis.html

https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2011/01/09/pastora-maquis-castello-13090441.html

http://www.mesebre.cat/lloc/10_refalgari.php


Biquipedia:

Refalgarí ye un despoblau y antigo termin de lo municipio de la La Sénia, en a comarca de lo Montsiá y provincia de Tarragona (Nazion de Catalunya)...

domingo, octubre 07, 2018

El heliotropo de Beceite

En la villa de Beceite, que siempre ha sido abundante en gentes extraordinarias, hubo, no hace todavía mucho tiempo, un pintor llamado Calandrio, hombre simplón y de extrañas costumbres, como bañarse en el Matarraña en pleno mes de noviembre, que la mayor parte del tiempo trataba con otros dos pintores, llamados Bruno y Bufalmacho, hombres muy bromistas pero por otra parte avispados y sagaces, que se ajuntaban con Calandrio porque de sus maneras y de su simpleza con frecuencia sacaban algunas risas, llamadas carcañades en Beit Zeyd

Había también en Valderrobres entonces un joven de maravillosa gracia y afortunado en todas las cosas que se proponía, hábil, llamado Tomás del Picapedré, que oyendo algunas cosas sobre la simpleza de Calandrio, se propuso divertirse haciéndole alguna burla o haciéndole creer alguna cosa extraordinaria. Encontrándolo por casualidad un día en la iglesia de San Bartolomé y viéndolo atento mirando las pinturas y los bajorrelieves del tabernáculo o altar mayor de la iglesia, puesto allí unos meses antes, pensó que había encontrado el lugar y el tiempo acorde a su intención.

tabernáculo o altar mayor de la iglesia, Beceite, San Bartolomé


Informando a un compañero suyo de lo que quería hacer, se acercaron juntos a donde Calandrio estaba sentado solo, y haciendo ver que no lo veían, comenzaron a razonar sobre las virtudes de diversas piedras, de las que Tomás hablaba con tanta autoridad como si hubiera sido un famoso y gran marmolista, escultor o picapedrero. A esta conversación pegó el oído Calandrio y después de un rato, poniéndose en pie, viendo que no era ningún secreto, se acercó a ellos, justo lo que pretendía Tomás; siguiendo con su verborrea, fue preguntado por Calandrio “dónde se encuentran estas piedras tan llenas de virtud”. 


Tomás contestó que la mayoría se encontraban en Bot, en tierra de catalanes, en una comarca que se llamaba Tierra Alta en la que las vides de ojo
de liebre se atan con longanizas y se obtiene una oca por un real y un pato de regalo, y hay allí una montaña llenita de arroz caldoso de galeras en lo alto en la que hay gentes que no hacen nada más que asar calçots, preparar salsa romesco y cocer escudella de caldo de capones, y luego lo aventan desde allí abajo, y quien más recoge más come; y allí al lado corre un arroyuelo de vino de garnacha negra como lágrimas de otoño del mejor que puede beberse, sin una gota de agua mezclada.
-¡Oh! -dijo Calandrio-, ése es un buen país; pero dime, ¿qué hacen de los capones que cuecen?

Contestó Tomás:

- Todos se los comen los catalanes. Va gente desde Prat de Compte, Batea, Gandesa, Pinell de Brai, La Fatarella, Caseres, Corbera d'Ebre, Horta de Sant Joan, Arnes, e incluso desde Paüls, cuyos habitantes abren antes la boca que los ojos.

Dijo entonces Calandrio:

- ¿Has ido allí alguna vez?

- ¿Dices que si he estado? ¡Sí, igual he estado una vez como mil!

- ¿Y cuántos kilómetros cuadrados tiene?

- Tiene más de un millón palmo arriba palmo abajo.

- Pues debe ser más allá de los Puertos.

- Exacto, -dijo Tomás-, cerca de la Fontcalda, fuente caliente, junto a la sierra de Pándols y de Caballos.


El tontico de Calandrio, viendo a Tomás decir estas palabras con una cara seria y sin reírse, les daba la fe que puede darse a la verdad más manifiesta, y por ciertas las tenía; y dijo:

- Demasiado lejos está de mis asuntos; pero si más cerca estuviese, sí te digo que iría una vez allí contigo para ver bajar esos calçots y comer escudella de capones hasta empacharme.

Pero dime; ¿en esta comarca del Matarraña no se encuentra ninguna de esas piedras maravillosas?

A lo que Tomás contestó:

- Si, se encuentran dos clases de piedras de grandísima virtud. Una son los pedruscos de Monserrate de Fórnoles, de los que se hacen muelas para moler la harina o las olivas empeltre, y por ello se dice en los países de más allá que de Dios vienen las gracias y de Fórnoles las piedras de molino; pero hay tan gran cantidad de estas piedras de amolar, que entre nosotros son poco apreciadas, como las esmeraldas entre los de Puigventós de la Figuereta, de las que hay allí una montaña casi tan alta como Montecaro, que relucen a medianoche como la aurora boreal. Quien puliera las muelas de molino y las hiciera engastar en anillos antes de que se las agujerease, y se las llevase al Molt Honorable, tendría lo que quisiera.



Monserrate de Fórnoles,
Monserrate de Fórnoles 


La otra es una piedra que nosotros los marmolistas llamamos
heliotropo, piedra de mucha mayor virtud, porque quien la lleva encima no puede ser visto por otra persona esté donde esté.
Entonces Calandrio dijo:

- Grandes virtudes son éstas; ¿pero esa segunda dónde se encuentra?

Tomás contestó que en los Comellassos se podía encontrar.

Dijo Calandrio:

- ¿De qué tamaño es esa piedra y qué color tiene?


Contestó Tomás:

- Es de varios tamaños, alguna es mayor, otra menor, pero todas son de color oscuro, casi negro.

Calandrio, habiendo advertido todas estas cosas, fingiendo tener otra cosa que hacer, se separó de Tomás y su colega, y se propuso buscar esta piedra; pero decidió no hacerlo sin que lo supiesen Bruno y Bufalmacho, a quienes quería mucho.

Se fue, pues, en su busca, para que sin dilación y antes que nadie más fueran a buscarlas, y todo el resto de aquella mañana lo pasó buscándolos. Al final, pasadas las tres de la tarde, acordándose de que trabajaban en una fábrica cerca de la tosquera, aunque el calor agrietaba las rocas, dejando cualquier otra ocupación, casi corriendo se fue donde ellos, y llamándoles les dijo:


- Compañeros, si queréis creerme podemos convertirnos en los hombres más ricos del Matarraña, porque le he oído a un hombre digno de fe que en los Comellassos hay una piedra que quien la lleva encima no es visto por nadie; por lo que me parece que sin tardar, antes que otra persona pueda ir, vayamos a buscarla.

Seguro que la encontraremos, porque sé cómo es; y cuando la hayamos encontrado, ¿qué tendremos que hacer mas que meterla en el morral e ir a las mesas de los cambistas en Valdarrores, que sabéis que están siempre cargadas de monedas de plata y bronce, y coger cuantas queramos? Nadie nos verá: y así podremos enriquecernos rápidamente sin tener que embadurnar los muros todo el santo día, como hacen los caracoles por ahí abajo sobre el azud.


Bruno y Bufalmacho, al oírle, empezaron a reírse por dentro; y mirándose el uno al otro pusieron cara de maravillarse mucho y alabaron la idea de Calandrio; pero preguntó Bufalmacho qué nombre tenía esta piedra. A Calandrio, que era de mollera dura, ya se le había ido el nombre de la cabeza; por lo que respondió:

- ¿Qué nos importa el nombre, puesto que sabemos la virtud? Yo diría que fuésemos a buscarla sin más tardanza.


- Pero bien -dijo Bruno-, ¿cómo es?


Calandrio dijo:

- Las hay de distintas formas, pero todas son casi negras como el azabache; por lo que me parece que debemos coger todas aquellas que veamos oscuras, hasta que lleguemos a ella; así que no perdamos tiempo, vamos.

Bruno dijo: - Para el carro. -


Y vuelto a Bufalmacho dijo:

- A mí me parece que Calandrio dice bien; pero no me parece que sea hora de ir porque el sol está alto y da de pleno en los Comellassos y habrá secado todas las piedras; por lo que algunas de ellas parecen ahora blancas, y en cambio, por la mañana, antes de que el sol las haya secado, parecen negras; y además, mucha gente hay hoy, porque es día laborable, en las fincas que van a Les Escales, que, al vernos, podrían adivinar lo que estamos haciendo y tal vez se pondrían a buscar ellos también; y podría llegar a sus manos la piedra y nosotros habríamos perdido el santo por la limosna. A mí me parece, si os parece a vosotros, que éste es asunto de hacer por la mañana, que se distinguen mejor las negras de las blancas, y en día festivo, así no habrá allí nadie que nos vea. -

Bufalmacho alabó la opinión de Bruno, y Calandrio concordó con ellos, y decidieron que el domingo siguiente por la mañana irían los tres juntos a buscar aquella piedra. Sobre todas las cosas les rogó Calandrio que con nadie en el mundo hablasen de aquello, porque a él se lo habían dicho en secreto.

Y hablando de esto, les contó lo que había oído de la comarca de la Terra Alta, afirmando con juramentos que era así.

Cuando Calandrio se separó de ellos, lo que iban a hacer sobre este asunto lo arreglaron entre ellos.

Calandrio esperó sin tartir (con ansiedad) el domingo por la mañana. Se levantó antes de cantar el gallo de Les Voltes, y llamando a sus compañeros, saliendo por el portal de San Roque hacia arriba, pasando Las Eras, La Nevera, dejando los freginals a la izquierda, trepando unas rocas, ya en los Comellassos, comenzaron a andar por un barranquillo hacia abajo, en dirección a La Cometa, buscando piedras por un pedregal.

Calandrio iba delante, más afanoso, y saltando rápidamente ora aquí ora allí, donde alguna piedra negra veía se arrojaba y cogiéndola se la metía en el seno. Sus compañeros andaban detrás, y de vez en cuando una u otra recogían. Calandrio no había andado mucho trozo y ya tenía el regazo lleno; por lo que, alzándose las faldas del sayo y haciendo con ellas un amplio refajo, habiéndolo sujetado bien con el cinturón por todas partes, no mucho después lo llenó y después de un rato, haciendo con la capa otro compartimento, lo llenó a caramullo de piedrecitas negras.

Viendo Bufalmacho y Bruno que Calandrio estaba cargado como el borrico de San Vicente y la hora de comer se avecinaba, según lo establecido entre ellos, le dijo Bruno a Bufalmacho:

- ¿Dónde está Calandrio? -


Bufalmacho, que lo veía allí junto a ellos, volviéndose en torno, y mirando acá y allá, contestó:

- No lo sé, pero hasta hace un momento estaba aquí delante de nosotros.-

Dijo Bruno:

- ¡Cómo que hace poco! Me parece estar seguro de que ahora está en casa comiendo y nos ha dejado a nosotros en el frenesí de andar buscando las piedras negras por estos Comellassos abajo. -

- ¡Ah!, qué bien ha hecho -dijo entonces Bufalmacho-, burlándose de nosotros y dejándonos aquí, ya que hemos sido tan tontos como para creerle. ¿Crees que habría alguien tan apamplado como nosotros que hubiera creído que en los Comellassos iba a encontrarse una piedra tan milagrosa?

Calandrio, al oír estas palabras, imaginó que aquella piedra había llegado a sus manos y que, por la virtud de ella misma, aunque estuviese él presente no lo veían.

Muy contento de tal suerte, sin decirles nada, pensó en volver a su casa, y con cuidado de no tropezar, fue bajando en dirección a la selva de La Cometa.

Viendo esto, Bufalmacho le dijo a Bruno:


- ¿Qué hacemos nosotros? ¿Por qué no nos vamos? -

A lo que Bruno respondió:


- Vámonos; pero juro a Dios que Calandrio no me hará ni una más; y si estuviese junto a él como lo he estado toda la mañana, le daría así con este guijarro en el talón que se acordaría un mes de esta broma.-


Y diciendo estas palabras y estirando el brazo, le acertó a Calandrio con el guijarro en el calcañar. Calandrio, sintiendo el tremendo dolor, levantó el pie y comenzó a resoplar, pero callando fue avanzando.

Bufalmacho, cogiendo uno de los
códuls que había recogido, le dijo a Bruno:

- ¡Mira este
barrócul: así le diese ahora mismo en los riñones a Calandrio! Y, soltándolo con toda su fuerza, le dio con él un gran golpe en la riñonada; y en resumen, de esta manera, ahora con una palabra y ahora con otra, por los Comellassos abajo, pasando La Cometa, la Prensa y entrando por el portal del Pilar, lo fueron lapidando.

Junto a la casa de Tachín, arrojando al suelo las piedras que habían recogido, se detuvieron un rato con unos guardias, que como estaban informados del plan, fingiendo no verlo, dejaron pasar a Calandrio con la mayor risa del mundo contenida. Este, sin pararse, llegó a su casa, que estaba en el Castellá; y tan favorable le fue la fortuna a la burla que mientras Calandrio por el barranco de La Cometa andaba y luego por la villa, nadie le dirigió la palabra, ya que encontró a muy pocos porque todos estaban comiendo.

Entró Calandrio cargado como un mulo de arriero en su casa. Estaba su mujer (que se llamaba Teresa), hermosa y valerosa, en lo alto de la escalera, y bastante enojada por su larga demora, viéndolo venir comenzó a gritarle con reproches:


- ¡Ya te trae el diablo, rufián! Todo el mundo ha comido ya cuando tú vienes a comer. -

Oyendo esto Calandrio, y viendo que lo veía, lleno de amargura y de dolor comenzó a gritar:

-¡Ay!, mala mujer, tú me has arruinado, pero por Dios que me las pagarás.-

Subió a una salita y descargó allí todas las piedras que había recogido, corrió furibundo hacia su mujer y, cogiéndola por las trenzas, la tiró al suelo, y allí, cuanto pudo mover los brazos y las piernas, tantos puñetazos y patadas le dio por todo el cuerpo, que no le dejó en la cabeza cabello o hueso encima que machacado no estuviese, sin valerle a ella para nada pedir merced con los brazos en cruz.

Bufalmacho y Bruno, después de reírse un rato con los guardianes del portal, con paso lento comenzaron de lejos a seguir a Calandrio; llegando junto a su puerta, escucharon la feroz paliza que a su mujer le daba, y fingiendo que llegaban entonces, le llamaron.

Calandrio, todo sudado, rojo y cansado, se asomó a la ventana y les rogó que subiesen donde estaba él. Ellos, mostrándose un tanto enfadados, subieron arriba y vieron la sala llena de piedras, y en uno de los rincones a la mujer despeinada, blanca como un papel y la cara llena de golpes, que lloraba desconsoladamente. Calandrio, aflojado y jadeante, extremadamente cansado, estaba sentado.

Después de haber mirado un rato dijeron:

- ¿Qué es esto, Calandrio? ¿Quieres hacer un muro, que te vemos con tantas piedras? Y además de esto, añadieron:

- ¿Y Teresa qué tiene? Parece que le has pegado; ¿pero qué es esto? -

Calandrio, agotado por el peso de las piedras y por la rabia con que le había pegado a su mujer, y con el dolor de la fortuna que le parecía haber perdido, no podía reunir aliento para pronunciar enteras las palabras de su respuesta; por lo que, dándole tiempo, Bufalmacho recomenzó:

- Calandrio, si estabas airado por algo, no debías por ello mofarte de nosotros; que, después de inducirnos a buscar contigo la piedra preciosa, sin decírselo a Dios ni al demonio de Queretes nos has dejado como a dos cabrones en los Comellassos y has venido a casa, lo que tenemos por muy gran maldad; pero por cierto que ésta va a ser la última que nos harás.


A estas palabras, Calandrio, esforzándose, contestó:


- Compañeros, no os enfurezcáis: las cosas han sido de muy distinto modo del que creéis. Yo, desventurado, había encontrado aquella piedra; ¿y queréis saber si digo la verdad? Cuando os preguntasteis la primera vez por mí el uno al otro, yo estaba a menos de diez brazos de vosotros, y viendo que os acercabais y no me veíais, fui tirando por delante de vosotros, y siguiendo un poco por delante así he llegado a casa. -

Y empezando por un extremo, hasta el final les contó lo que habían hecho y dicho ellos, y les mostró la espalda y los calcañares, cómo los habían dejado los guijarros, y luego siguió:

- Y os digo que, entrando por el portal del Pilar con todas estas piedras encima, nada me dijeron (aunque sabéis lo desagradables y molestos que suelen ser) los guardas que lo quieren mirar todo, y además de esto, he encontrado por la calle a muchos de mis compadres y amigos, que siempre suelen dirigirme algún saludo e invitarme a beber de su bota, y no hubo ni uno que me dijese media palabra, como que no me veían.

Al final, llegando aquí a casa, este diablo, esta maldita mujer se me puso delante y me vio, porque, como sabéis, las mujeres hacen perder la virtud a todas las cosas; así que yo, que podía decirme el hombre más venturoso de Beceite, me he quedado el más desventurado: y por ello le he pegado tanto cuanto he podido mover las manos y no sé qué me ha detenido de cortarle las venas, ¡maldita sea la hora en que primero la vi y cuando vino a esta casa!


Y encendiéndose de nuevo en ira, quería levantarse para volver a pegarle otra paliza. Bufalmacho y Bruno, oyendo estas cosas, ponían cara de extrañarse mucho y con frecuencia confirmaban lo que Calandrio decía, y sentían tan grandes ganas de reír que casi estallaban; pero viéndole furioso levantarse para sacudir otra vez a su mujer, saliendo a su encuentro lo retuvieron diciéndole que de estas cosas ninguna culpa tenía su mujer, sino él que sabiendo que las mujeres hacían perder la virtud a las cosas no le había dicho que no se pusiera delante aquel día; de esta precaución Dios le había privado o bien porque la suerte no debía ser suya o porque tenía en el ánimo engañar a sus compañeros, a quienes, cuando se dio cuenta de haberla encontrado debía descubrirla. Y después de muchas palabras, no sin gran trabajo reconciliando con él a la mujer apaleada, y dejándolo melancólico en la casa llena de piedras, se fueron.

lo heliotropo de Beseit


Versión de una novela del Decamerón , de Giovanni Boccaccio.